¿Por qué adoraban los ofitas a la serpiente?

Un caluroso saludo, estimados lectores, después de tanto tiempo sin publicar. Hoy os traigo un tema muy sorprendente. De acuerdo a la simbología cristiana, la serpiente es la encarnación del diablo, pero en los primeros siglos hubo cristianos ofitas que la adoraban. De hecho, a ellos se les atribuye el martirio del apóstol Felipe. ¿En qué motivaciones basaban tan extravagantes creencias?

Los ofitas u ofianos fueron una corriente dentro del gnosticismo que veían las cosas desde un punto de vista opuesto al convencional, junto con los cainitas (adoradores de Caín, que mató a su hermano Abel) y setianos (adoradores de Set, el tercer hijo de Adán). Estos grupos consideraban que a estos seres se les había tachado injustamente de malvados, por envidia del dios menor Yahvé, ya que en realidad estaban ayudando al hombre a adquirir el conocimiento del Dios Uno supremo, que podríamos identificar con el Dios de Jesucristo, opuesto al Dios del Antiguo Testamento. La mayoría de estos grupos, como el resto de gnósticos, surgió en Egipto, y allí es donde estaban más extendidos.

Apenas nos han llegado documentos que nos describan de forma directa la forma de pensar de ninguno de estos grupos, sino que la mayoría de lo que sabemos se debe a los heresiarcas que combatieron contra los cristianos heterodoxos. Por ejemplo, Epifanio de Salamina (o Salamis, Padre de la Iglesia del siglo IV), en su herejía 38, refuta a los cainitas por venerar al asesino Caín (Gn 4 8), al rebelde Coré (Números 16), al materialista Esaú (Gn 25 29ss) y al traidor Judas Iscariote, que según ellos fue el único apóstol al que Jesucristo reveló el sentido de su crucifixión, tal como consta en el recientemente aparecido Evangelio de Judas. Los setianos, por su parte, parece que veneraban a Set porque había sido engendrado por Adán sin concurso de Eva (a la que consideraban como el origen de todos los males acaecidos sobre la Humanidad), ya que Gn 5 3 dice: "Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set", sin mencionar concurso de mujer alguna. Sin embargo, si inspeccionamos los escritos gnósticos aparecidos en Nag Hammadi, ningún gnóstico se identificaba como setiano, y los Padres de la Iglesia frecuentemente mezclaban las distintas creencias gnósticas, por lo que es posible que los ofitas también reverenciaran a Set como antepasado de toda la Humanidad, y a Caín como la primera persona condenada por Yahvé sin motivo alguno, ya que rechazó su ofrenda de forma totalmente inexplicable (ver Génesis 4 5). Es decir, que probablemente hubo un solo grupo gnóstico, llamémosle ofitas, que desafiaba la interpretación tradicional de las escrituras del Antiguo Testamento.

Sabemos poco de la organización de este grupo, aunque Epifanio de Salamina describió sus ritos de comunión, que calificó de "misa abominable", del modo siguiente: La serpiente era mantenida en una cesta y al inicio de la misa era convocada. Esta se deslizaba entre los panes que se encontraban en la mesa, después de lo cual eran partidos y comidos. Después, los presentes besaban a la serpiente en la boca gracias a haber sido domada por un encantamiento. Finalmente, se recostaban y adoraban a la serpiente como parte del servicio eucarístico.

Sarcófago paleocristiano, Museo Arqueológico de Córdoba

¿Por qué adoraban a la serpiente? Podemos hacer un ejercicio de análisis objetivo, interpretando la aparición de la serpiente en Génesis 3 mientras nos olvidamos de nuestros conceptos previos. Primero la serpiente se acerca a Eva y acusa a Dios de privarles del fruto de todos los árboles. Eva le aclara:

(2)...Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; (3) pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.

En efecto, en Gn 2 17 leemos que Dios amenaza con la muerte a los que comieran de este árbol, aunque no dice nada de tocarlo: "mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás".

¿Y qué le dice la serpiente a Eva?

(4) ...No moriréis; (5) sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

En el cristianismo se acusa a la serpiente (al diablo) de ser una mentirosa, pero realmente ¿quién tenía razón? Pues ni Eva ni Adán murieron de manera inmediata. Es más, tampoco se dice en ninguna parte de este capítulo 3 de Génesis que Eva y Adán se convirtieran en seres mortales a partir de ese día. Más bien al contrario, en Génesis, 3 22 leemos:

Y dijo Yahveh Dios: «¡He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre.

Es decir, que Adán y Eva eran mortales, y por eso se les expulsó del Paraíso, para que no adquirieran la inmortalidad al comer del árbol de la vida. En suma: ¡la serpiente tenía razón! Si comían del fruto de ese árbol, vendrían a ser conocedores del bien y del mal, y si también comían del árbol de la vida inmortal, serían como dioses. Podemos entender entonces la prohibición de Dios de que Adán y Eva no comieran de esos dos árboles: ¡para que no se convirtieran en Dioses! Esta interpretación no es por supuesto de mi autoría: la leí en un artículo del Dr. Adrián Jorge Taranzano, publicado en revistabiblica.com, titulado "El pecado de ser hombres", relativo al concepto de pecado original. Aunque me he tomado la libertad de extraer algunas ideas, en el artículo original podréis encontrar toda la fundamentación, gracias a los extraordinarios conocimientos del hebreo del Dr. Taranzano.

La función de la serpiente en este relato podría compararse al mito de Prometeo, que robó el fuego de los dioses para dárselo a los hombres, y como consecuencia los dioses enviaron una serie de maldiciones, tanto sobre el propio Prometeo, como sobre la humanidad. Más adelante, Prometeo revelará a Hércules cómo conseguir las doradas manzanas de la inmortalidad del Jardín de las Hespérides, en agradecimiento al que le ha liberado de su interminable tortura. Esta idea aparece desarrollada en el libro "Las verdades ocultas de la Biblia" (J. Lallemant 2012, de Bubok publishing, de tendencias claramente gnósticas) y justificaría la veneración que los ofitas tenían de la serpiente, como aliada de la humanidad en contraposición a los dioses. De acuerdo con Jung, el paralelismo entre distintas mitologías revela un substrato profundo de la mente humana, el llamado Inconsciente Colectivo.

Para los propios griegos, sus dioses menores, a pesar de sus cualidades sobrehumanas, no se podían comparar con el Dios supremo. Los gnósticos, de claras influencias griegas, generalmente diferenciaban entre este Dios Uno, del que procede todo, del resto de seres intermedios, llamados dáimones por Patrick Harpur (como podéis leer en su apasionante libro "Realidad Daimónica"), que luego en el cristianismo pasarían a llamarse "ángeles" o "demonios". A estos dáimones se les atribuye la propiedad de poder interactuar con los humanos, dialogando con ellos en sueños o materializándose hasta el punto de poder mantener relaciones sexuales con ellos, mientras que el Dios Uno está más allá del mundo material, a pesar de que todo procede de él. Según los gnósticos, el Yahvé creador que aparece en el Antiguo Testamento era un demiurgo que creía ser Dios, y que mantenía esclavizados a los humanos mediante unos mandamientos sin sentido, bajo amenazas de destrucción, lo cual podía hacer con el consentimiento del Dios Supremo, que sabe que al final el bien y la cordura se acabarán imponiendo. Es decir, el Yahvé de los gnósticos compartía muchas características con el Diablo cristiano, ángel rebelde. De hecho, en ninguna parte del Génesis se identifica a la serpiente con el Diablo o Satanás, y tal como Joseph Campbell cuenta en el libro "Los mitos y su impacto en el mundo actual" (capítulo 6), la serpiente en oriente se considera un ser protector de la humanidad. ¡No olvidemos que muchos relatos del Génesis llegaron a la Biblia desde Oriente, durante el exilio en Mesopotamia!

El combate de los cristianos católicos con los gnósticos llegó a su culmen en el siglo IV, después del Edicto de Milán que convirtió al cristianismo en religión oficial del Imperio. Justo en este siglo se enterraron en Nag Hammadi los famosos manuscritos, probablemente porque el monasterio donde se conservaban y copiaban estaba a punto de ser arrasado, y los monjes quisieron dejar este legado para el futuro. Fue también en este siglo IV cuando se escribieron los "Hechos de Felipe", en cuyo apéndice se acusa a los adoradores de la serpiente de ser los causantes del martirio del apóstol. Aunque su estilo fantasioso y legendario, propio de la época, no nos permite concederle valor histórico, este escrito sí que puede reflejar los recelos de la comunidad cristiana mayoritaria hacia los ofitas.

Según podemos leer en la Wikipedia, cuenta el libro de los Hechos de Felipe que el apóstol fue a predicar a Hierápolis, ciudad situada en la región de Frigia (sudoeste de la actual Turquía). Aunque no está confirmado por los restos arqueológicos, parece ser que a Hierápolis se la conocía como "la ciudad de las serpientes". Junto con su amigo el apóstol Bartolomé, fueron azotados con correas, arrastrados por el suelo y, por orden del procónsul, encerrados en el templo de la Víbora. Posteriormente, el procónsul hizo colgar a Felipe y a Bartolomé a la entrada del templo. Aunque no hay restos de un templo dedicado al culto de la serpiente en Hierápolis, sí se ha encontrado en 2012 una caverna que casi con seguridad corresponde al famoso Plutonio o entrada al inframundo (regido por Plutón o Hades), ya que allí ha aparecido una estatua del Can Cerbero que custodiaba dicha entrada. Junto a la gruta se halla un templo dedicado a Apolo, pero es posible que las leyendas cristianas, ignorantes de la religión y mitología paganas, hayan desfigurado la realidad.

Lo que relatan los Hechos de Felipe a continuación es la parte más legendaria. Felipe, cansado de los abusos de esa ciudad, hizo que se abriese un abismo (que podría referirse al referido Plutonio) que se tragó a siete mil personas (incluido el procónsul), a la Víbora a la que adoraban y al propio templo. Se salvaron del cataclismo los pocos que habían abrazado la fe cristiana. Entonces Cristo se apareció a Felipe y le reprendió por "devolver mal por mal", y sacó del abismo a todos menos al procónsul y a la Víbora. También hizo descolgar a Bartolomé y le mandó construir una iglesia. Felipe en cambio quedó colgado hasta su muerte. De hecho, en las ruinas de Hierápolis se han encontrado en 2011 los restos de un monumento al apóstol Felipe, y la posible ubicación de su tumba.

En conclusión, la riqueza que aportaban las diversas corrientes del cristianismo durante los primeros siglos se vio arrasada al convertirse éste en la religión oficial. Se intentó destruir todos sus escritos, salvándose milagrosamente poco más que los encontrados en Nag Hammadi. Se fijó una interpretación única de la escritura, olvidando otros posibles significados. Pero afortunadamente estamos viviendo unos tiempos en los que las redes sociales nos permiten acceder a todo este conocimiento que ha permanecido oculto, y con la libertad de pensamiento, orgullo de Occidente, podemos ya abordar la valoración de estas ideas, no tan descabelladas como se nos ha querido hacer pensar.

Espero que este tema haya despertado vuestra curiosidad. ¡Hasta la próxima, lectores!

 

 


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