¿De dónde surgió la creencia en el diablo?

Un entrañable saludo, querido lector, querida lectora. La creencia en Satanás, Beelzebul (Belzebú), Lucifer... y sus secuaces, los demonios, parece estar apoyada en la Biblia, pero hay diversas interpretaciones de estos textos. Tanto es así que la corriente mayoritaria del judaísmo hoy día no cree en un "ángel caído" que se oponga a los planes de Dios. Vayamos por partes, comenzando por la idea de "ángel" y luego hablaremos de los "demonios".
Representación de Satán, por Gustavo Doré
¿Qué es un ángel? En el Antiguo Testamento la palabra Malakh aparece unas 200 veces y se traduce a veces como "ángel", pero también puede referirse a un ser humano y traducirse como "mensajero" (Lo mismo le pasa a la palabra griega aggelos=ángel). Como mensajeros, los ángeles serían unos seres intermediarios entre Dios y los hombres, que ejecutan las órdenes de Dios o transmiten a Dios las oraciones de los hombres. Esto se representa simbólicamente en la "escalera de Jacob" en Gn 28 12, cuando dice que innumerables ángeles "subían y bajaban por ella". Podríamos preguntarnos: ¿Por qué Dios necesita intermediarios y no actúa directamente? Quizás porque, según la concepción más pura del monoteísmo, Dios es totalmente trascendente y no puede interaccionar directamente con algo tan "degradado" como la materia. Aunque en verdad muchas veces en la Biblia los ángeles representan simplemente la "presencia" de Dios en el mundo. Veamos algunos ejemplos.

Quizás la primera aparición de la palabra "ángel" en la Biblia sea en Gn 16 7 cuando el llamado "Ángel de Yahvé" se aparece a Agar, la esclava de Abraham que había huido al desierto después de quedar embarazada -por la rivalidad surgida con Sara, la mujer de Abraham-. En este caso el ángel transmite un mensaje de esperanza a Agar. Pero curiosamente se usa el artículo determinado "el Ángel de Yahvé" y no "un ángel", por lo que podríamos ver en esta figura la presencia de Dios materializada en este mundo, o quizás percepción por parte del hombre de la presencia de Dios. Otro ejemplo sería Ex 3 2 donde también se le llama "Ángel de Yahvé" a la presencia de Dios en forma de llama que se le aparece a Moisés en la zarza.

Otras apariciones de ángeles en el Antiguo Testamento con frecuencia tienen forma humana y de hecho confunden con personas, como por ejemplo cuando se aparecen tres individuos a Abraham anunciándole la destrucción de Sodoma y Gomorra, o cuando el arcángel Rafael se aparece a Tobías y se hace pasar por un viajero. Rafael -por cierto- es uno de los arcángeles con nombre propio. En la cábala hay diez, en el libro de Enoc hay siete y en el 4º libro de Esdras se nombran cuatro, pero la Iglesia Católica solo reconoce a tres. Los nombres de los arcángeles realmente designan su función o misión, como por ejemplo Rafael que significa "medicina de Dios" (la terminación -el designa a Dios). Así que cuando -por ejemplo- Rafael se revela a Tobías y le dice "Yo soy Rafael" lo que le está diciendo realmente es "Yo soy la medicina de Dios", en referencia a que venía a liberar a la prometida de Tobías de una maldición que pesaba sobre ella. En la literatura apocalíptica (incluido el libro bíblico del Apocalipsis) los ángeles tienen frecuentemente misiones guerreras y destructoras. Quizás la primera aparición de un ángel de este tipo en la Biblia sea el "ángel exterminador" en el Éxodo 12 23, que dio muerte a los primogénitos de los egipcios.

La palabra arcángel deriva del prefijo griego arc- que significa "principal" como en las palabras "archienemigo", "arcipreste" o "arzobispo".

El que haya tanta disparidad en cuanto a la "angelología" desarrollada sobre todo en literatura judía -como las 10 categorías de criaturas angélicas que desarrolla el cordobés Maimónides en su obra Mishné Torá, incluyendo a los Serafines y Querubines- es señal de que son invenciones sin fundamento.

Los ángeles no son exclusivos de las tres religiones "del libro" (cristianismo, judaísmo, islam). En la mitología griega existían unos seres similares, los demones, carentes de sentido peyorativo, a pesar de que la palabra española "demonios" viene de ahí. Eran una especie de "dioses menores" a menudo con papel protector. Según Platón, en su obra "El Banquete", los demones eran intermediarios entre los dioses y los hombres. Era, por tanto, frecuente invocar a estos demones y pedirles su ayuda.

Pero esto no es posible en el judaísmo -en opinión de algunos rabinos- porque los ángeles carecen de libre albedrío: no pueden oponerse a la voluntad de Dios y no tiene sentido pedirles cosas. Según estos rabinos, el ángel custodio o ángel de la guarda es simplemente la presencia de Dios junto a nosotros. Por ese motivo, no tiene sentido -dicen- que haya ángeles rebeldes. En opinión de Maimónides, Dios no creó el mal, sino que éste es la consecuencia de la libertad del ser humano. Pero desde siglos antes de Cristo, ciertas religiones personificaron el mal en seres angélicos rebeldes y los bautizaron con diversos nombres que analizaremos a continuación.

El más conocido es Satán. El concepto de Satán o Satanás ha sufrido una evolución paralela al concepto de ángel. En principio, satán -con minúscula- era (y es) un nombre común que significa "adversario", "oponente" o "acusador" y puede referirse tanto a seres humanos como angélicos. La primera aparición de esta palabra en el Antiguo Testamento en referencia a seres angélicos es en el libro de los Números 22 22, cuando un "satán" (traducido por "ángel de Dios") se planta en el camino del profeta Balaam para impedirle que maldiga al pueblo de Israel. En otros ejemplos como este podemos ver que los satanes eran siervos de Dios con diferentes misiones, como acusar a los pecadores delante del tribunal de Dios, o tentar a los hombres para que se manifieste su corazón de pecado, o por en contrario, su virtud interna. Así, por ejemplo, en el comienzo del libro de Job (obra cuasi-teatral carente de todo referente real), Satanás pide permiso a Dios para poner a prueba a este santo varón. Pero la corriente más reformista del judaísmo interpreta este personaje solo como una personificación literaria de "la fuerza del mal". Las personificaciones son frecuentes en el Antiguo Testamento, como por ejemplo la Sabiduría, cuando en el libro de los Proverbios 1 20ss, de ella se dice que:

"La Sabiduría clama por las calles, por las plazas alza su voz, llama en la esquina de las calles concurridas, a la entrada de las puertas de la ciudad pronuncia sus discursos: ¿Hasta cuándo, simples, amaréis vuestra simpleza?"

Se supone que es alrededor del año 500 aC cuando la religión judía se ve influida por las creencias Persas en una deidad malévola y destructora, oponente del Dios de bondad. El propio Ciro el Grande profesaba la religión mazdeista, que había experimentado una gran expansión gracias a la predicación del profeta Zoroastro o Zaratustra. El Zoroastrismo aportó al judaísmo muchas concepciones relativas a angelología y escatología, por ejemplo la idea de Juicio Final e Infierno, las cuales luego pasaron al cristianismo. Así aparecen por ejemplo en el libro de Enoc o Henoc, un libro considerado generalmente como apócrifo, pero que está incluido en el Códice Vaticano, el manuscrito más antiguo que se conserva de la Biblia, y también en numerosos manuscritos del Antiguo Testamiento aparecidos en las cuevas de Qumrán.

Cuando la Biblia fue traducida al griego por los "setenta" la palabra Satán se cambió por diábolo que viene del verbo dia-ballein (equivalente a "través-lanzar"), queriendo indicar que el "diablo" es el que lanza acusaciones falsas o calumnias. En el Nuevo Testamento también se nombra a este ser malvado como Belzebú que significa "Señor de las Moscas", deformación caricaturesca del nombre de un dios fenicio: Baal Zabul o Baal el Príncipe, como se ve claramente en Mc 3 22:

 "Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios»"

En el Apocalipsis de Juan se identifica al diablo y Satanás con "la serpiente antigua". Aunque actualmente se quiere ver aquí una referencia a la serpiente del Génesis que tentó a Adán y Eva, algunos investigadores creen que Juan se refería más bien al monstruo marino Leviatán, que tenía forma de serpiente. En todo caso, la primera referencia escrita que afirma que la serpiente del Génesis es el mismo Satanás proviene de Justino Mártir, a comienzos del siglo II. Por el contrario, una secta gnóstica denominada Ofitas (de ofidio, serpiente en griego) o Naasenos  (de naas, serpiente en hebreo) defendían que la serpiente del Génesis era un ser benéfico, que quiso ayudar a Adán y a Eva a alcanzar el conocimiento del bien y del mal, y así poder trascender y unirse a la divinidad, pero que el Demiurgo creador envidioso (ver aclaración en mi anterior post) los castigó por tal atrevimiento. Sorprendente ¿verdad?

Para terminar con los nombres del Maligno, comentaremos que Lucifer ("portador de luz") en principio es el nombre en latín de la "estrella de la mañana", la estrella que sale poco antes del amanecer y que deja de verse en cuanto sale el sol. Esta estrella (actualmente identificada con el planeta Venus) en la mitología cananea representaba a un dios menor que quiso competir con el dios Sol, pero salió finalmente derrotado. De ahí pasó al judaísmo como un ángel que había querido ser como Dios, y por eso se acabó identificando a Lucifer con Satanás. A ello también contribuyó Ezequiel 28 12-15 donde se describe a un príncipe fenicio del siguiente modo:

Eras el sello de una obra maestra, lleno de sabiduría, acabado en belleza. En Edén estabas, en el jardín de Dios. (...) Querubín protector de alas desplegadas te había hecho yo, estabas en el monte santo de Dios, caminabas entre piedras de fuego. Fuiste perfecto en tu conducta desde el día de tu creación, hasta el día en que se halló en ti iniquidad...

El Padre de la Iglesia Orígenes de Alejandría vio en este texto erróneamente una descripción de Lucifer -por las referencias metafóricas al Edén y al Querubín- y así ha quedado fijado hasta la actualidad el mito del "ángel caído".

Los exorcismos practicados por Jesús son el argumento definitivo de la Iglesia Católica a favor de la existencia de estos seres maléficos. Pero la posesión diabólica comenzó siendo simplemente la explicación que dieron los sumerios a las enfermedades. En mi opinión, el mismo Jesús usaba este lenguaje para que la gente lo pudiera entender. Así, cuando Jesús curaba enfermedades (y esto puede considerarse un hecho histórico), la gente lo atribuía a la expulsión de demonios.

En conclusión, el concepto de Satanás ha sufrido una notable evolución a lo largo de los siglos, lo mismo que otros conceptos religiosos, y aún hoy día hay diversas interpretaciones de esta palabra. El judaísmo se ha mostrado como una religión en la que tiene cabida la discrepancia y la discusión sobre la interpretación de los textos, mientras que en el catolicismo la discusión y la evolución están impedidas por la fijación de los dogmas.

Espero que estos descubrimientos os hayan resultado tan interesantes como a mí. ¡Hasta la próxima!

La información que he usado para este post proviene principalmente de la WIKIPEDIA y podéis consultarla pinchando en los enlaces de color azul.







Comentarios

  1. Hola. Realmente quedo perplejo de la vanalidad de tu investigación quien quiera que tu seas. No tienes un método Ni científico Ni mucho menos lógico que pueda generar certeza y autoridad de lo que estás tratando de hacer llegar al lector. No citas biográficas, no fuentes, mejor dicho creaste un menjurje de historias de un colage de otros que escribieron algo en Internet... No pierdas tu tiempo haciendo esto, de verdad eres pésimo, buscate otra profesión, o almenos trata de mejorar lo que haces a. Se te agradecería mucho. Saludos

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    1. Gracias por dejar tu comentario. Quizás no descubriste que pinchando en los links azules puedes leer las fuentes originales, que dan más detalles y a su vez citan sus fuentes. Solamente doy mi opinión casi al final, y lo digo expresamente. El resto son hechos, o interpretaciones que ciertas personas hacen de esos hechos. No me identifico con todas esas interpretaciones y prefiero no declarar mis creencias. Por supuesto, puedes no estar de acuerdo con ellas. Mi único objetivo es abrir la mente para ver que hay distintos puntos de vista. Las personas somos así, intercambiamos nuestros puntos de vista y eso no es malo.

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    2. El diablo es un ser espiritual que domina con sus cómplices los demonios el mundo Ocultista y no está en el infierno por ahora

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  2. Está bueno el artículo y hay muchos más buenos argumentos. Es absurdo seguir creyendo en un satán literal, pero el pensamiento mágico de los fundamentalistas necesitan creer que el diablo existe para sostener sus tradiciones exegéticas y justificar que el mal viene de fuerzas externas que no podemos dominar.

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    1. Gracias por tu comentario, Unknown. En efecto, el artículo da argumentos en contra de un satan literal y personificado. Si existe el Mal o algún influjo maligno, yo no entro, lo dejo a la interpretación de cada lector.

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