¿Cuál era el papel de las mujeres entre los primeros cristianos?


Buenas tardes queridas seguidoras, queridos seguidores. Si suponéis que al principio del cristianismo la mujer tenía un papel menos relevante en la Iglesia que hoy día, os vais a sorprender. Por supuesto, el tema es muy extenso y hay muchas monografías escritas sobre él, de modo que mi intención será solo apuntar algunas ideas, y el que le interese el tema podrá continuar su investigación picando en los enlaces de color azul que siempre inserto en mis posts.
Jesús y la samaritana. Museo Thyssen, Madrid.

Comenzaremos por las mujeres que pertenecían al grupo de Jesús, las cuales eran numerosas (Mt 27 55-56) y de algunas de ellas conocemos los nombres: Juana mujer de Cusa, Susana, María de Betania (la hermana de Lázaro y Marta), María Salomé (probablemente la madre de los Zebedeos: Santiago y Juan), María de Alfeo o Clopás (probablemente pariente de María la madre de Jesús, y madre de Santiago el Menor y Simón Cananeo. Para más detalles, ver mi post sobre los nombres de los apóstoles),  y María de Magdala o "la Magdalena". Estas tres últimas son normalmente conocidas como "las tres Marías", aunque el acuerdo no es unánime. El Evangelio de Felipe (página 59 del códice II de Nag Hammadi) destaca también la repetición del nombre de María entre las discípulas de Jesús cuando afirma: "Tres caminaban todo el tiempo con el Señor: María, Su madre, Su hermana y la Magdalena, la que fue llamada Su compañera." La expresión "Su hermana" es ambigua, porque en el original no hay comas ni signos de puntuación: no se sabe si se refiere a una posible hermana de Jesús -ver mi post sobre si Jesús tenía hermanos- o a María de Clopás, pariente o hermana de su madre María. En todo caso, aparece aquí la Magdalena como "compañera" de Jesús, lo cual ha dado pie a suposiciones como las desarrolladas en "El Código da Vinci" (totalmente descabelladas en opinión de Antonio Piñero: ver su blog), aunque en todo caso destaca la relación especial que tenía Jesús con ella. Piñero explica su blog que la cita de Felipe hay que interpretarla en el contexto de su evangelio, que tiene una opinión clarísima en contra del matrimonio entendido al modo mundano, aunque sí habla de una unión espiritual entre los esposos.

Volviendo al grupo de mujeres que "servían" al grupo de discípulos, muchas de ellas lo hacían con sus bienes (Lc 8 3). Por ejemplo, Zebedeo -el esposo de Salomé y padre de Santiago y Juan- era dueño de una especie de "factoría pesquera" porque tenía personas a su cargo (y podía prescindir del trabajo de sus hijos) e incluso podemos conjeturar que vendía pescado en capitales de interior como Séforis o Jerusalén. De hecho, es probable que tuviera alguna vivienda en Jerusalén o alrededores, puesto que desde el mismo día de la crucifixión de Jesús, el "discípulo amado" (identificado habitualmente con Juan el hijo de Zebedeo) acogió a María la Virgen en su casa (Jn 19 27), y evidentemente no tuvieron tiempo de desplazarse a Cafarnaúm a casi una semana de camino (ver mi post sobre los lugares que recorrió Jesús). También algunas investigadoras como Jennifer Ristine han lanzado la hipótesis de que María Magdalena fuera una mujer adinerada, quizás también gracias al comercio de pescado.

En todo caso, María Magdalena ocupaba un puesto muy relevante entre los discípulos, tanto es así que en algunos evangelios apócrifos se dice que los apóstoles le tenían envidia, en especial Pedro. Así, el evangelio de Tomás, en el último párrafo, dice "Simón Pedro les dijo: que María nos deje porque las mujeres no son dignas de la vida" a lo que Jesús responde: "Yo mismo la guiaré para convertirla en varón de manera que ella también se convierta en un espíritu viviente semejante a vosotros los varones." Hay que tener en cuenta que, en el simbolismo gnóstico, la mujer representa la fe imperfecta (podríamos llamarla "religiosidad") y el varón representa el conocimiento directo o "gnosis". También hay una referencia parecida en el breve evangelio de María (perteneciente al Códice de Berlín), en el que María Magdalena aparece animando y consolando a los apóstoles, a lo que Pedro replica: "¿Acaso Él la prefirió a nosotros?".

Incluso el evangelio de Felipe dice en un pasaje lamentablemente dañado: La compañera del [Salvador es] María Magdalena. El [Salvador] la amaba más que a todos los discípulos y la besaba frecuentemente en […]." Se suele completar la frase con "la boca", ya que el beso en la boca era un rito que expresaba la transmisión del conocimiento o "gnosis" en ciertas sectas cristianas (en mi post sobre el evangelio de Tomás describo un poco estas sectas). Las sectas gnósticas en general -según afirma Carmen Bernabé Ubieta- reivindicaban a María Magdalena como una figura importante como ya dije en mi post sobre el evangelio de San Juan, recalcando por ejemplo que a ella se le apareció Jesús Resucitado por primera vez.

Dejando ya a un lado a María Magdalena, en las comunidades fundadas por Pablo de Tarso la mujer también tenía un papel más destacado que en judaísmo, e incluso que en la sociedad romana circundante. En los saludos con los que concluye su Carta a los Romanos cita a varias mujeres, otorgándoles el mismo tratamiento que a los hombres, por lo que Carmen Bernabé conjetura que desempeñaban ministerios semejantes. Hay que tener en cuenta que en tiempos de Pablo la Iglesia todavía estaba muy poco organizada, e incluso que la organización variaba de una comunidad a otra (para más detalle, consultar mi post sobre cuándo surgió la jerarquía de la Iglesia).

Una de las mujeres más citadas (seis veces) por Pablo es Prisca o Priscila, mujer de Áquila. Provenientes de Roma, probablemente fueron expulsados de allí por el decreto de Claudio (Hechos 18 2), que quiso terminar con los disturbios a propósito de un tal Cresto -supuestamente se refiere a Cristo, ya que en ciertas variantes del latín la e podía pronunciarse como i- (Este hecho es citado por Suetonio en su libro "La vida de los Césares"). Esta pareja se trasladó a Corinto donde conocieron a Pablo, el cual estuvo trabajando con ellos como fabricante de tiendas durante unos dos años. Luego Pablo les convenció de que le acompañaran a Éfeso, aunque años más tarde se encontraban de nuevo en Roma, a juzgar por Rom 16 3. Prisca es citada varias veces (1 Cor 16 19 por ejemplo) por delante de su marido, lo cual indica como mínimo una igualdad de rango entre ambos, si no era ella incluso la que Pablo consideraba más apropiada para anunciar el Evangelio.

Otra mujer citada en la carta a los Romanos y que quiero destacar es Febe, "diácono" de Cencreas (esto es lo que pone literalmente en Rom 16 1, aunque traducciones posteriores hayan introducido el término diaconisa). Poco sabemos de las funciones de este cargo, que literalmente significa "servidor" (como su equivalente latino "ministro"), aunque en todo caso incluían tareas de atención a los más necesitados (ver Hechos 6 1-4). Probablemente Pablo le confió personalmente la carta a los Romanos para que la llevara hasta Roma, ya que es la primera persona que se cita en el capítulo final de la carta, el de los saludos y recomendaciones.

Además de Prisca (1 Cor 16 19), otras mujeres ofrecieron su casa como lugar de reunión de la iglesia local. Así por ejemplo Lidia en Filipos. Quizás Lidia era una mujer casada, pero el Nuevo Testamento solo habla de la "casa de Lidia" (Hechos 16 40), lo mismo que se refiere a "los de Cloe" (nombre femenino) en la carta a los Corintios 1 11, sin hacer referencia a su marido. También tenemos el caso de Andrónico y Junia, nombrados como apóstoles por Pablo, y citados los dos juntos (Rom 16 7), no solo el marido.

En las siete cartas auténticas de Pablo (ver mi post sobre la autenticidad de estas cartas) a la mujer se le reconoce como apóstoles, con la potestad de profetizar y de enseñar. Tomemos como más destacado el versículo 1 Cor 11 5 que dice "toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta a su cabeza"). Aunque parece tratar a las mujeres de forma despectiva, en este caso se refiere solo a cuestiones de ornato y no de función, pues implícitamente reconoce a las mujeres las mismas funciones de "orar y profetizar" que a los hombres. Profetizar no era poca cosa, pues este carisma sólo se considera inferior al de apóstol (1 Cor 12 28), entendiendo "apóstol" en sentido amplio como "evangelizador" (como en Rom 16 7). En aquellos tiempos, los expertos como Antonio Piñero explican que "profetizar" era "hablar en nombre de Jesús", siguiendo una inspiración divina o, dicho de otro modo, movidos por el Espíritu. También Piñero interpreta que las mujeres "oren" en la asamblea como que se les permitía "dirigir la oración". Y probablemente también ejercían de "maestras" o catequistas, ya que por ejemplo en Hch 18 26 se dice que Prisca y Áquila expusieron a Apolo "el Camino".

A pesar de lo que parezca a primera vista, el tono general de la carta a los Corintios es de igualdad en la relación entre el hombre y la mujer (por ejemplo 1 Cor 11, 11-12) salvo en dos controvertidos versículos (supuestamente añadidos posteriormente) en 1 Cor 14 34-35:

Las mujeres cállense en las asambleas; que no les está permitido tomar la palabra, antes bien, estén sumisas como también la Ley lo dice. Si quieren aprender algo, pregúntenlo a sus propios maridos en casa; pues es indecoroso que la mujer hable en la asamblea.

Son las cartas posteriores "deuteropaulinas" (Efesios, Colosenses, Timoteo y Tito) las que relegan a la mujer a un segundo plano (Ef 5 24 y Col 3 18), muy similar al que tenían en la sociedad romana, si bien con la exigencia paralela de que su marido las ame "como a sí mismo" (Ef 5 25 y Col 3 19). La teóloga Carmen Bernabé (puedes escuchar una de sus conferencias aquí) cree que, una vez desaparecido Pablo alrededor del año 64 -junto con el resto de los Doce-, la segunda o tercera generación de cristianos se ve en la necesidad de tener que organizar una Iglesia integrada en el Imperio Romano. Los paganos como Celso criticaban la poca validez de una religión (la cristiana) por el papel que se le daba a la mujer dentro de la Iglesia. Por ejemplo, Xabier Pikaza Ibarrondo, en su libro "Gran Diccionario de la Biblia" (artículo dedicado a María Magdalena) afirma que en la época que se escribieron las cartas pastorales (Timoteo y Tito) la Iglesia copió el modelo patriarcal de la sociedad helenística. De nuevo en opinión de Carmen Bernabé, las mujeres fueron relegadas de las funciones principales para que la Iglesia se asemejara a las religiones y organizaciones paganas y no suscitara su rechazo. Dicho de otro modo: los cristianos en principio supusieron una innovación en la sociedad en cuanto al papel dado a la mujer, pero acabaron plegándose a los condicionamientos sociales de su época.

Sin embargo, no fue así en todos los grupos cristianos. Hacia el 160 dC Montano inició un nuevo movimiento en el que intentaba reavivar el don de profecía, y en el que las mujeres desempeñaban un papel fundamental. Una de las profetisas de Montano afirmaba incluso que Jesús se le había aparecido en forma femenina.

Como no pretendo agotar el tema, lo dejo aquí. Simplemente me queda concluir que, en mi opinión, la sociedad actual reclama a la Iglesia que devuelva a la mujer el papel que tuvo en principio o incluso más, hasta llegar a la igualdad con el hombre. ¿Tiene la Iglesia potestad de hacer esto? Se argumenta que no porque "Dios lo ha determinado así", pero si admitimos que la organización eclesial proviene de la segunda generación cristiana y no directamente de Jesucristo, entonces la Iglesia puede auto-organizarse como mejor responda a las necesidades de los tiempos.

Un saludo y hasta la próxima.

Como fuentes de información principales para la elaboración de este post he utilizado los trabajos de Carmen Bernabé y Antonio Piñero, divulgados a través de conferencias que podéis ver en Youtube, así como la wikipedia

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