¿Cuándo surgió la jerarquía de la Iglesia?

Saludos, indomables investigadores. Hoy voy a tratar de responder a una difícil pregunta, puesto que hay muy pocos documentos que lo atestigüen y más bien tenemos que guiarnos por indicios. A veces nos han hecho creer que la Iglesia es algo inamovible fundado por Jesucristo casi desde el día siguiente a su resurrección, pero no es así. Como toda institución humana ha tenido su evolución, respondiendo al contexto en el que se desarrollaba, y ha dejado su huella en los escritos del Nuevo Testamento y, por supuesto, en otros posteriores.
San Timoteo, primer obispo de Éfeso

La institución más antigua parecen ser los PRESBÍTEROS (ancianos, en griego), que formaban un consejo. Actualmente, en la Iglesia Católica, a los presbíteros se les suele llamar "sacerdotes" o "curas". La comunidad de Jerusalén estaba regida por los "apóstoles y presbíteros" (Hechos 15 2), casi de manera natural, puesto que no se cita en qué momento se nombraron los primeros. Esto parece ser una herencia de la sinagoga judía, que también estaba regida por un "consejo de ancianos". En Éxodo 3 16 se cita por primera vez a los "ancianos de Israel". En Marcos 14 53 los "ancianos" se reúnen junto con los sumos sacerdotes y escribas para juzgar a Jesús.Curiosamente, la Biblia católica traduce la palabra original griega presbítero por anciano cuando se refiere al pueblo de Israel (Mc 14 53) pero la deja tal cual cuando se refiere a la comunidad cristiana (Hch 15 2) con lo que es más difícil percibir esta continuidad en la organización. En el Antiguo Testamento, al menos en el Éxodo, la palabra que aparece en la versión griega (la de los LXX) es gerousian, raíz de donde vienen las palabras españolas geriatría y geriátrico. En el Apocalipsis, que hace también frecuentes referencias a los 24 presbíteros, la Biblia de nuevo lo traduce por "ancianos" (Ap 5 8 por ejemplo). Ojalá supiéramos griego para acceder a los textos originales, porque la traducción siempre supone una interpretación, ya que no existe una palabra que signifique exactamente igual que otra, con todos sus matices, al pasar de un idioma a otro.

En Hechos 14 23 aparece por primera vez la figura del presbítero fuera de Jerusalén, en el contexto del primer viaje de Pablo y refiriéndose a las comunidades cristianas de Iconio, Listra y Derbe en el centro-sur de la actual Turquía. Cuando predicaba en estas ciudades, Pablo fue rechazado por la mayoría de los judíos de la sinagoga, lo que le obligó a constituir una especie de "sinagoga paralela".

Fuera de los Hechos, encontramos a los presbíteros en las llamadas "Cartas Pastorales" (Tito y 1ª y 2ª a Timoteo). Estas cartas fueron llamadas así en el siglo XVIII por su especial preocupación por la organización de la Iglesia y por las funciones que deberían desempeñar los "cargos" eclesiásticos. Estas cartas no parecen haber sido escritas por el propio San Pablo, sino más bien por alguno de sus discípulos, y de forma tardía, allá por el año 100, ya que reflejan una situación en la que la falta de liderazgo claro (ya habían fallecido todos los apóstoles, incluido San Pablo) propició la aparición de grupos diversos que interpretaban el cristianismo de forma diferente, lo que con el tiempo se denominaron herejías. Esta palabra viene del griego hairesis que se aplicaba simplemente a un grupo de personas que expresaban una opinión diferente sobre un punto de doctrina determinado. Por ejemplo, según Josefo, los esenios, fariseos y saduceos fueron hairesis dentro del judaísmo (ver mi post sobre las sectas judías), palabra que Josefo utiliza a semejanza de las "escuelas" de filosofía paganas. Una herejía en este sentido, en principio, no significa un cisma, es decir, una división y organización separada, aunque es lo que suele ocurrir si las divergencias se enconan.

En estas cartas pastorales se describe que una de las funciones principales de los presbíteros era la imposición de manos. La imposición de manos era un signo que simbolizaba la transmisión del Espíritu, en oposición a los cristianos "carismáticos" que defendían que el Espíritu actúa libremente en ciertas personas, sin necesidad de ser "transmitido". (Curiosamente, en Levítico 8 14, lo que transmite la imposición de manos es ¡el pecado!) En la 1ª carta a Timoteo 4 14 se indica que Timoteo recibió su cargo (probablemente obispo de Éfeso) por imposición de manos de todo el "colegio" (conjunto o reunión) de presbíteros. Mediante esta imposición de manos se comenzó a simbolizar la "sucesión apostólica" necesaria para ir reemplazando a los dirigentes que iban desapareciendo. A su vez, como leemos en Tito 1 5, el obispo era encargado de nombrar al colegio de presbíteros (al parecer, Tito fue obispo de Creta). En la epístola de Santiago 5 14 observamos que la imposición de manos de los presbíteros tenía poderes curativos, en este caso referidos a la Iglesia de Jerusalén, puesto que esta carta se atribuye a Santiago el llamado "hermano del Señor". Finalmente, descubrimos en 1 Tim 5 17 que los presbíteros tenían derecho a percibir una remuneración por parte de los fieles, a pesar de que Pablo dio el ejemplo contrario en su larga estancia en Corinto, ganándose el pan mediante la fabricación de tiendas, en colaboración con Áquila y Priscila (Hch 18 3). Por cuatro veces insiste Pablo en la 2ª carta a los Corintios que no quiso serles gravoso (por ejemplo en 2 Cor 12 13).

Según se entiende tradicionalmente, los siete "ayudantes" nombrados en Hechos 6 5 para dedicarse a la beneficencia fueron llamados DIÁCONOS, palabra griega que significa servidores. Este servicio comenzó por atender a las viudas, que en aquella época eran personas condenadas a la pobreza (salvo las de clase alta) obligadas a veces a vender a sus propios hijos para sobrevivir. La Iglesia de Filipos parece que fue la primera -fuera de Jerusalén- en disponer de diáconos. En 1ª Timoteo 3 8-12 se los describe como irreprensibles y casados una sola vez. En Romanos 16 1 encontramos una diaconisa, Febe, perteneciente a Cencreas, una pequeña localidad cerca de Corinto. Esto nos lleva al espinoso asunto de las mujeres en la Iglesia, ya que no se conoce que nunca hubiera presbíteros ni obispos femeninos, seguramente por herencia del "consejo de ancianos" de la sinagoga judía. A las mujeres, en cambio, sí se les permitían funciones de "servicio", papel que ya desempeñaban María Magdalena, Salomé y otras mujeres en el grupo de discípulos de Jesús. También parece que había unas viudas que la comunidad cristiana sostenía y que se dedicaban a la oración (1 Tim 5 5), en las que podríamos ver el germen de las monjas de vida consagrada. Dejémoslo por el momento aquí, pues este tema de las mujeres merece un post aparte.

Para terminar, analicemos el cargo de OBISPO o epíscopo, que en griego significa "el que mira por encima", es decir, el "vigilante". Esta palabra aparece solo tres veces en el Nuevo Testamento: en el encabezamiento a Filipenses (donde aparecen en plural) y en las cartas pastorales de Tito 1 7 y 1ª Timoteo 3 2, donde se describen las características que deben tener. Con tan poca información, solo podemos especular que este cargo se estableció en paralelo con un cargo pagano similar que tenían las ciudades con cualidad de Colonia Romana, como Filipos. De hecho, en el Imperio Romano existía el cargo de "censor" que era el que vigilaba el cumplimiento de las normas morales (de donde vienen las palabras españolas censura y censurar). El obispo podía ser un hombre casado y su función principal era defender la "sana doctrina" en oposición a doctrinas heréticas. En el Nuevo Testamento no aparece que la figura del obispo sea el sucesor de los apóstoles, ni siquiera que los presbíteros deban estar sometidos a él: esto aparecerá ya en las cartas de Ignacio de Antioquía, fechadas entre los años 100 y 110.

Sin embargo, en contra de lo que pudiera pensarse, la mayoría de las primeras comunidades cristianas no se regían por estos cargos, sino que los principales en ellas eran los "PROFETAS Y MAESTROS" justo por debajo de la autoridad de los apóstoles (1ª Corintios 12 28). También en la epístola a los Efesios 4 11, muy posterior, aparecen esta misma ordenación de cargos. En la comunidad de Corinto parece que había gran número de personas que profetizaban y esto había llevado a una situación un poco caótica. Podemos imaginar que estas personas, movidas por el Espíritu, hablaban en nombre de Jesús o de Dios, a veces en un lenguaje simbólico difícil de comprender. Sin embargo, otros profetas realizaban predicciones mucho más concretas, como el famoso Agabo que en Hechos 11 28 profetizó una gran hambruna y en Hechos 21 11 profetizó la prisión de Pablo. En ambos casos, las profecías podrían haberse intuido a partir de los hechos que se estaban produciendo. Con relación a los maestros, podemos imaginar que su función sería como catequistas de los nuevos cristianos. La función de maestro, al igual que la de profeta, estaba ya establecida en el judaísmo (Lucas 2 46). La comunidad de Antioquía de Siria, una de las más antiguas y numerosas fuera de Jerusalén, comenzó a estar regida por un grupo de cinco "profetas y maestros" entre los que se encontraban Bernabé y el propio San Pablo. En las cartas a Timoteo (escritos tardíos del Nuevo Testamento) leemos que algunos se erigían en maestros y enseñaban doctrinas desviadas, por lo que podemos deducir que en principio este cargo no estaba regulado, aunque el surgimiento de las herejías conllevó la necesidad de su control.

Con respecto al PAPADO, no existen referencias en el Nuevo Testamento. El papa se identifica con el obispo de Roma, que desde el siglo primero ha pretendido tener una superioridad moral sobre los otros obispos. La primera epístola de Clemente, tercer obispo de Roma (después de Lino y Anacleto), está datada sobre el año 96, por lo que es contemporánea de las Cartas Pastorales, aunque no se aceptó su inclusión en el Nuevo Testamento seguramente por no estar firmada por uno de los apóstoles (aunque fuera de forma pseudónima, ver mi post sobre las cartas de San Pablo). En esta carta aparece por primera vez la sucesión apostólica, es decir, que los obispos se consideraban sucesores de los apóstoles en cuanto a autoridad. El objetivo principal de la carta es resolver una disputa aparecida en la comunidad de Corinto, lo que significa implícitamente que Clemente se creía con autoridad para resolver problemas de otras comunidades cristianas. Desconocemos si tal autoridad derivaba de ser el sucesor de Pedro y/o de ser Roma la capital del Imperio. De hecho, no sabemos por qué Pedro fue a Roma, aunque sí sabemos que ya existía una comunidad cristiana en Roma antes de que Pedro llegase, pues en la epístola a los Romanos de Pablo no se hace ninguna mención a él y fue escrita en torno al año 57. Desde luego existía una numerosísima comunidad judía en Roma, formada por miles o decenas de miles de personas, que suponemos serían los primeros destinatarios del evangelio.

Para terminar, diremos que los PROTESTANTES -que en general se oponen a la jerarquía eclesiástica- han criticado estos documentos (cartas Pastorales -Tito y Timoteo-, cartas Católicas -Santiago, Pedro...- y cartas de los Padres de la Iglesia -Clemente, Ignacio...-) por dibujar una Iglesia más parecida a la católica que a la protestante. Ciertos exégetas protestantes ven en estos documentos el inicio de la "desviación" de la Iglesia fundada por San Pablo, denominada despectivamente "protocatolicismo" (que significa "primer catolicismo"). Critican que a finales del siglo primero la Iglesia hiciera un esfuerzo por controlar la doctrina y las expresiones espontáneas del Espíritu. Es en esta época cuando empiezan a seleccionarse los textos que se consideran "sagrados" (tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento) y a controlar su interpretación. Al parecer, Lutero estuvo a punto de eliminar algunos de estos libros del Nuevo Testamento, y aunque no se atrevió a hacerlo, los protestantes utilizan con preferencia ciertos libros del Nuevo Testamento que se consideran más "auténticos". Estas reflexiones pueden sorprender aún hoy a muchos católicos, que nunca han reparado en las diferentes visiones de la Iglesia (incluso contradictorias) que ofrecen los distintos textos del Nuevo Testamento. Los católicos critican a los protestantes (con razón) por seleccionar aquellos textos que mejor cuadran con su punto de vista, sin percatarse de que los primeros católicos ya hicieron lo mismo: una selección de textos que consideraban "inspirados", de entre la gran diversidad de textos cristianos que había a comienzos del siglo II, para incluirlos dentro del canon del Nuevo Testamento (para más detalles, consultar mi post sobre el origen de la Biblia).

Como conclusión, las primeras comunidades cristianas se organizaron a semejanza de las sinagogas judías, estableciendo presbíteros, profetas y maestros, a lo que se añadió el cargo de diácono o servidor y, con el tiempo, el cargo de obispo, que empezó siendo un "vigilante" de la doctrina para convertirse poco después en "sucesor de los apóstoles".

¡Hasta la próxima!


Para elaborar este post me he basado principalmente en investigaciones propias realizadas con la Biblia católica on-line, aparte de algunas ideas tomadas de A. Piñero en "Guía para entender en Nuevo Testamento" de la editorial Trotta.

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