¿Se puede demostrar que Jesucristo resucitó?

Saludos, estimados seguidores. El tema de la resurrección de Jesucristo es crucial, tanto que, en palabras de Pablo, "si Jesús no ha resucitado, vana es nuestra fe" (1Cor 15 14). Ya que un asunto tan fundamental no se puede despachar en un breve post como este, hoy me limitaré a exponer una serie de argumentos a favor y en contra de la resurrección, para que el lector compare la fuerza argumentativa de ambos y saque sus propias conclusiones.

Los argumentos a favor los he extraído de un librito que cayó en mis manos -nunca diré que casualmente- titulado "Mucho más que un carpintero" de Josh McDowell, en una versión bilingüe francés-árabe (de la cual solo me he leído la parte en francés, claro : ). He elegido este librito porque me parece que McDowell, en apenas 10 páginas, expone de forma muy clara y sintética todas las alternativas que se han planteado y las refuta de una en una. McDowell es un cristiano evangélico nacido en 1939 que ha dedicado gran parte de su vida a dar conferencias, escribir libros y a debatir sobre el cristianismo.

En el capítulo 8 (p. 87) McDowell comienza diciendo que él encuentra solo dos posibilidades: o la resurrección es una farsa perversa e inhumana o es el acontecimiento más importante de la historia. De hecho, para McDowell la resurrección saca al cristianismo del dominio de la filosofía y lo convierte en una cuestión histórica. Podemos partir del hecho histórico de que unas mujeres fueron a buscar el cuerpo de Jesús y no lo encontraron, y también creo que podemos convenir en que los discípulos del difunto maestro difundieron la noticia de que Dios le había resucitado y que se les había aparecido. Vayamos por partes.

McDowell afirma que "sin la resurrección, una serie de hechos serían inexplicables". El hecho de la tumba vacía no puede ser negado, porque pudo ser verificado por cualquier persona que hubiera escuchado la predicación de los apóstoles. ¿Qué explicaciones se pueden dar a este hecho? Si se rechaza una intervención sobrenatural de Dios, pueden surgir dificultades aún mayores.

Kirsopp Lake enunció la teoría de que las mujeres pudieron equivocarse de tumba. Los discípulos que fueron a comprobarlo también se equivocaron, entonces. Si admitimos que un grupo de soldados romanos vigilaba la tumba, también ellos debieron equivocarse. Pero las autoridades judías que no daban crédito a lo que los discípulos predicaban habrían puesto todo su empeño en localizar el cuerpo de Jesús en alguna otra tumba, para desmentir la resurrección.

Ahora bien, partiendo de que el cuerpo de Jesús nunca se encontró, Venturini (Sucesor de Reimarus en la escuela alemana que inició la búsqueda del "Jesús histórico") propuso la teoría del desvanecimiento: Jesús había perdido mucha sangre y estaba agotado, por lo que perdió el conocimiento y lo dieron por muerto, pero luego volvió en sí, lo que sus discípulos interpretaron como resurrección. Incluso algunos llegan a afirmar que Jesús huyó a a la India y allí murió. El principal argumento en contra lo ha dado el escéptico David Strauss: "Es imposible que alguien débil y medio muerto, necesitando tratamiento médico urgente, haya dado la impresión a sus discípulos de ser el vencedor de la muerte... Este encuentro de ningún modo podría haber cambiado su tristeza por entusiasmo."

Otra teoría sostiene que el cuerpo fue robado por los discípulos, mientras los guardias dormían, a pesar de que se arriesgaban a una condena a muerte. La lógica depresión de los discípulos al ver truncada la carrera del maestro parece incompatible con el valor de desafiar a un destacamento de soldados. Además, no explicaría la transformación espectacular del estado de ánimo de los discípulos, en opinión de J.N.D. Anderson (Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Londres). Tampoco es verosímil que fueran los judíos o los romanos los que robaran el cuerpo, puesto que lo hubieran mostrado para acallar los rumores sobre la resurrección.

El profesor Thomas Arnold, autor de una "Historia de Roma" en tres volúmenes y catedrático de la Universidad de Oxford, considera que el hecho de la resurrección está probado por evidencias, del mismo modo que otros hechos históricos de la antigüedad. El Doctor Simon Greenleaf, profesor de derecho de la Universidad de Harvard, afirma que legalmente el testimonio de los apóstoles es de una total credibilidad, puesto que sería imposible persistir en tal afirmación, bajo las amenazas y persecuciones que sufrieron, si no hubieran tenido la certeza interna.

Para McDowell, no obstante todos estos argumentos, la prueba más sólida se encuentra en la vida del creyente que experimenta cada día la potencia de Cristo resucitado, que le libra de una vida vacía y sin sentido y le transforma en una nueva criatura.

Estos argumentos a favor de la resurrección como hecho histórico contrastan con la versión psicológica que Fernando Bermejo Rubio desarrolla en su libro "La invención de Jesús de Nazaret", en referencia a la resurrección, capítulo XI, páginas 339 y siguientes. Bermejo parte del estado de ánimo sombrío de los discípulos, tras la crucifixión (Lc 24 17, en relación con los discípulos de Emaús), que choca frontalmente con las esperanzas que tenían puestas en Jesús como Mesías. Este shock mental es lo que se conoce en psicología como "disonancia cognitiva", desarrollada en los años 50 del siglo XX. Según su autor, Festinger, la disonancia cognitiva debe resolverse mediante la creación espontánea de ideas y creencias nuevas que reduzcan la tensión mental, hasta conseguir que los hechos y las ideas estén dotados de coherencia. Esta disonancia cognitiva, según varios autores, estaría muy acentuada en el caso de los apóstoles, que habían abandonado su vida anterior y apostado fuertemente por el Reino de Dios que predicaba Jesús. Para refrendar su teoría, Fernando Bermejo lo compara con la capacidad de diversos grupos de religiosos para superar la situación creada después de una profecía incumplida, basada en algo tan fundamental como buscar un sentido a la existencia. Aceptar el fracaso supondría no sólo retornar a una situación de penuria e incertidumbre, sino el ridículo de verse juzgados como unos ilusos. No obstante, otros autores han rebatido la aplicabilidad de dicho concepto al origen del cristianismo, entre los cuales se encuentra N.T. Wrigh, autor del libro "La Resurrección del Hijo de Dios" (2003), al cual he hecho referencia en algunos de mis post.

Uno de los mecanismos que utilizaron los discípulos de Jesús para superar esta disonancia cognitiva -según Bermejo- fue la interpretación de los textos del Antiguo Testamento, a la que ya he dedicado un post. Otro mecanismo fue la espiritualización: los bienes materiales que se prometían en el Reino de Dios (ver post) se habían malinterpretado, y ahora se consideran símbolo de bienes intangibles, de naturaleza superior. De ese modo, además, la esperanza en el Reino se convierte en algo inatacable, puesto que su falsedad no puede ser comprobada empíricamente. Otro mecanismo de resolución de la disonancia es convencer a otros de las nuevas ideas, de modo que les hagan sentirse seguros en su nueva situación. La creación de rituales también tiene su importancia, al reforzar la identidad grupal y transmitir los nuevos conceptos a los nuevos miembros. Por supuesto, esto no implica una intencionalidad en el engaño, sino que es una reacción adaptativa espontánea que es vivida por los sujetos como una experiencia sobrenatural.

Bermejo apoya su hipótesis en los descubrimientos recientes sobre el funcionamiento de la memoria (consultar su libro si se desean referencias). Tradicionalmente se ha concebido la memoria como una simple grabación de percepciones, pero se ha demostrado que intervienen de forma decisiva las emociones y la lógica, que con frecuencia distorsionan los recuerdos. La memoria consiste más bien en una reconstrucción del pasado, eliminando los elementos que inconscientemente se consideran menos relevantes y alterando otros, de modo que la historia parezca coherente. Incluso se puede incorporar a un relato datos obtenidos con posterioridad ("interferencia retroactiva" Loftus 1977), o contarlo de forma diferente según la emoción con la que se ha vivido. A veces, en los recuerdos se confunde lo que realmente hicimos con lo que teníamos previsto hacer o incluso con lo que hemos soñado o nos han contado. Esto último es importante, puesto que los recuerdos no son islas, sino que se ven influidos por la experiencia de otras personas que han vivido el mismo acontecimiento. Todo esto se aplica muy bien a los relatos sobre Jesús, que fueron escritos varias décadas después de los hechos, lo que da amplio margen para la modificación del recuerdo. Esto explicaría las numerosas INCONGRUENCIAS en los relatos de las apariciones:

1) Según Marcos, tres mujeres fueron a la tumba. Según Mateo, dos. Según Lucas, un grupo. Según Juan, solo María Magdalena. Pablo en su lista de apariciones de 1Cor 15 3-5 no menciona a ninguna mujer.

2) Según Marcos, en la tumba vieron un hombre. Según Lucas, dos. Según Mateo, un ángel.

3) Según Juan, María Magdalena va inmediatamente a contárselo a los discípulos. Según Marcos, las mujeres no dijeron nada.

4) Según Mateo y Marcos, los ángeles indican a las mujeres que Jesús se reuniría con sus discípulos en Galilea. Según Lucas, las mujeres deben recordarle a los discípulos lo que Jesús dijo cuando estaba en Galilea.

5) Según Mateo, Jesús se apareció a sus discípulos solo en Galilea. Según Lucas, Jesús se apareció solo en Jerusalén.

6) Pablo en 1 Cor 15 dice que él relata lo que le han contado, pero ningún evangelista da noticia de la aparición a Jacobo (Santiago).

No afirma Bermejo que haya engaño en ninguno de estos relatos, sino que probablemente los apóstoles tuvieron una experiencia de "presencia sentida", la percepción sensorial (olfativa, auditiva e incluso visual) de encontrarse en la presencia de una persona benévola que nos transmite consuelo. Esta sensación aparece preferentemente en situaciones críticas de aflicción o angustia, más aún si se une a un estado de fatiga, hambre o privación de sueño, pero no se confunde con un sueño, sino como algo vívido y real. Esta percepción es interpretada según el contexto religioso o cultural, y así no se han dado muchos casos de que Shiva se haya aparecido a un cristiano o que la Virgen María se haya aparecido a un Luterano. Las percepciones colectivas no son tan fáciles de explicar, pero en grupos religiosos se han dado casos, como las apariciones del rabí Menachem Mendel Schneerson, muerto en 1994, y que ha sido visto por muchos de sus seguidores, que lo consideran un Mesías.

Como vemos, Bermejo termina su capítulo de una forma muy similar a Josh McDowell, con el tema de la "experiencia religiosa". No se puede negar que muchas personas, y no sólo los discípulos directos de Jesús (como Pablo de Tarso), han tenido una experiencia profunda que frecuentemente ha remodelado sus creencias y es el principal fundamento de su fe. Si estas experiencias corresponden a fenómenos sobrenaturales o a percepción extrasensorial, es algo que el lector debe valorar y decidir.

Como ya os he dado tema para la reflexión y el debate, lo dejo aquí. Si queréis comentar, siempre con respeto, sois bienvenidos. ¡Hasta la próxima!

Las fuentes se han incluido en el texto. También se puede ampliar información picando en los enlaces azules, como siempre.





Comentarios

  1. La Resurrección supone un hecho extraordinario, que ni siquiera podemos,puede,un creyente definir con exactitud, sí cabría asociarlo con algun texto del AT según el cual "no conocerá tu fiel la corrupción del sepulcro", y desde el momento en que la vivencia de ella se circunscribe al número limitado de los discípulos tampoco podemos concederla valor de evidencia empírica. Hemos de atenernos a cuestiones de indicios y plausibilidades, de coherencia con el propio personaje de Jesús y con el Dios que supuestamente residiría en él. En este sentido, se trata al cabo de una opción el aceptarla o no.

    En cualquier caso, si se acepta, tampoco cabe calificarlo de irracional o cosa similar, tal se empeñan en mantener los "desmtificadores-desvalorizadores" del Cristo, por su parte ellos igualmente no pueden demostrar empíricamente nada en contra y lo de recurrir a conceptos relativamente recientes como el de "disonancia cognitiva" suena sin duda muy racional y "moderno" pero al cabo no dejan de significarse como un comodín, un "cajón de sastre" donde depositar todo aquéllo a la que no cabe dar respuesta concluyente y definitiva.

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  2. Gracias por tu comentario, creo que ambos tú y yo nos movemos en la misma línea.

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