¿Es verosímil el relato del Éxodo?

Buenas tardes, estimados lectores. A propósito de mis lecturas sobre el Antiguo Egipto, me pregunto cuál fue el Faraón que dejó escapar a los hebreos, o si este hecho ni siquiera ocurrió.

En la cronología que aparece al final de la Biblia de Jerusalén leemos la versión más aceptada: la salida del pueblo hebreo se produjo hacia el 1250 aC bajo el faraón Ramsés II (1290-1224). Este faraón se hizo construir una ciudad residencial llamada Pi-Ramsés (casa de Ramsés), para lo que supuestamente obligó a los hebreos a fabricar adobes. Cuarenta años más tarde, alrededor de 1210 aC, se fija la entrada de Josué en la tierra prometida.

Sin embargo, como es bien sabido, y afirma la prestigiosa egiptóloga Rosalie David (2002), no hay referencia alguna a la presencia de los hebreos en Egipto ni de su salida, y mucho menos de la derrota del ejército del Faraón bajo las aguas del Mar Rojo, en la documentación que nos ha llegado de este periodo. Bien es cierto que los Faraones, como otras culturas, tendían a dejar constancia de sus éxitos militares y ocultar sus fracasos o derrotas, pero es que tampoco hay ningún resto arqueológico que pueda confirmar la narración bíblica.

El historiador Josefo (siglo I) identificó la llegada de José a Egipto con la invasión de los hicsos, palabra que según este historiador significa "pastores cautivos" en idioma egipcio. Los historiadores modernos no tienen totalmente claro de dónde venían o en qué momento llegaron. Al parecer entraron paulatinamente desde el siglo XVIII aC, y se hicieron con el poder de la zona del Delta del Nilo, llegando a su apogeo hacia 1650 aC con el faraón Apofis. De aquí pudo surgir la historia de José, que siendo de procedencia extranjera, consiguió gran responsabilidad de gobierno. Y además, las fechas cuadran con los cuatrocientos años que la Biblia dice que los hebreos permanecieron en Egipto. Finalmente, los hicsos fueron expulsados del país, aunque en la Biblia hebrea se relata la salida de los hebreos como una huida. Es posible que los hebreos entraran en Egipto junto con los hicsos, gracias a la decadencia que reinaba en Egipto en el segundo periodo intermedio.

Otros autores conectan la huida de los hebreos con el final del periodo de Amarna. Fue un periodo breve, pero muy interesante, que conmovió los cimientos de la religión egipcia, a medidados del siglo XIV aC. El principal protagonista fue el faraón Amenofis IV (Amenhotep IV) (reinó entre 1353-1336 aC), que cambió su nombre por el de Ajenatón (escrito en inglés, Akhenatón, porque este idioma carece de grafía para el sonido jota, para lo cual suele utilizar la combinación kh) y construyó una nueva capital para su imperio, la cual fue borrada del mapa pocos años después de la muerte de su fundador. Esta zona recibe actualmente el nombre árabe de Amarna, y de ahí la denominación del periodo.

En este periodo, el faraón intentó imponer un monoteísmo, hacia el dios Atón, rechazando todo tipo de representación escultórica, tanto de este dios como del resto de los dioses, ya que era el propio faraón el único intermediario entre Dios y la humanidad. Por ello, abolió el sacerdocio y todos los rituales tradicionales, con lo que se granjeó gran cantidad de enemigos, y de hecho, tras su muerte, su nombre fue borrado de la mayoría de monumentos, tratando de hacer olvidar que este periodo de "herejía" había existido. Según Kadry (1982) esta contrarrevolución pudo haberse producido unos 50 años tras su muerte. No es de extrañar que algunos seguidores de este culto monoteísta hayan sobrevivido, sin dejar rastro escultórico, ya que se preciaban de adorar directamente al Dios único. El erudito Assmann se ha planteado esta posibilidad: que Moisés fuera un sacerdote monoteísta, que buscara fundar una nación santa fuera del politeísta Egipto.

La hipótesis más popular sitúa el Éxodo bajo el faraón Rameses II (o Ramsés II). Bajo su mando, varios extranjeros ostentaron altos cargos, y no sería extraño que Moisés fuera uno de ellos. Sin embargo, la aparición de la Estela de Merneptah puso en duda esta teoría, ya que está fechada hacia 1210 aC y menciona la victoria de los ejércitos egipcios sobre el pueblo de Israel, habitantes de Palestina, entre otras naciones también derrotadas situadas en Oriente Próximo. Esta derrota, desde luego, no consta en los anales del pueblo de Israel, y podemos pensar que por la razón común de que ningún pueblo quería dejar constancia de sus derrotas militares. Pero lo que no cuadran son las fechas, ya que por aquellos entonces Israel era una pequeña tribu recień llegada a Palestina, que luchaba contra las otras tribus allí establecidas en inferioridad de condiciones, y no merecería ni siquiera una mención en esta estela. Es más, la estela ofrece un detalle que podría no ser casual: se trata de una estela reutilizada, que primeramente fue esculpida en tiempos de Amenofis III (Amenhotep III), padre del faraón que inició la revolución de Amarna, y según muchos creen, instigador de la misma, ya que llegó a compartir reinado con su hijo durante sus últimos años de vida. Es decir, el propio lugar de registro de la hazaña militar podría querer indicar la victoria sobre los "herejes" monoteístas. En suma, esta estela podría significar que la salida de los hebreos de Egipto se produjo antes, es decir, en una época más próxima al periodo de Amarna.

Estela de Merneptah

Ajenatón suprimió el culto a todas las otras deidades egipcias, a excepción de Amón-Ra, de la cual absorbió muchos de sus atributos. Son muy interesantes los paralelismos entre la revolución monoteísta de Ajenatón y el monoteísmo hebraico. Atón era un dios "trinitario": por un lado estaba su papel como creador de todo; por otra parte estaba su fuerza vital, que como la luz y el calor del Sol inundaba toda la creación y la mantenía viva; y en tercer lugar estaba su representante supremo en la Tierra, el faraón. En los jeroglíficos, se representaba a Atón simplemente con un disco solar, que con sus rayos iluminaba al faraón Ajenatón. La propia palabra Ajenatón significa "el resplandor del Sol". 

También hay grandes similitudes entre el Gran Himno a Atón que se conserva, y el Salmo 104 de la Biblia. Podría ser un préstamo directo o que ambos emanaran de una tradición común, pero en todo caso indica la sintonía entre el Atonismo y la religión hebrea. Igualmente se observan analogías entre el libro de los Proverbios (capítulos 22 y 23) y la literatura sapiencial del "Reino Nuevo", como la Instrucción de Amenenope (fechada en la época ramésida, la de los sucesivos faraones llamados Ramsés). En esta literatura se muestra que solo Dios es perfecto, y que corresponde al ser humano dirigirse a él con humildad, suplicando misericordia.

La religión monoteísta no llegó a calar profundamente en el pueblo, que echaba de menos los ritos religiosos, como las procesiones de las estatuas de los dioses, prohibidas por Ajenatón, del mismo modo que Moisés prohibió construir ninguna representación del Dios Altísimo, y dice la Biblia que el pueblo hebreo llegó a construir un "becerro de oro" durante un periodo de ausencia de Moisés. Si el Atonismo fue perseguido hacia 1295 con el ascenso al trono de Horemheb, puede que fuera hacia esa época cuando se produjo la huida del pueblo hebreo. Podrían haber sido los trabajadores que construyeron la capital en la que gobernó Ajenatón, y de ese modo les habría dado tiempo de constituirse en una pequeña nación hacia 1210, cuando se realizó la Estela de Israel o Estela de Meremptah. Para admitir esta hipótesis, tendríamos que aceptar que la narración bíblica está bastante deformada, aunque contenga un fondo de veracidad.

Las plagas del Éxodo han tratado de justificarse en base a catástrofes provocadas por la explosión del volcán que hubo en la actual isla de Santorini, pero las fechas no concuerdan en absoluto, ya que la destrucción de la parte central de esta isla está fechada hacia 1627 aC. Por supuesto, no hay registro de las mismas en la documentación que nos ha llegado de la antigüedad egipcia, y en todo caso, el Mar de Suf (o Mar de las Cañas) que se cita en la Biblia, y que fue atravesado por el pueblo hebreo, pero no pudo ser atravesado por el ejército del faraón, no se puede identificar con el Mar Rojo, aunque las narraciones legendarias así lo afirmen, para magnificar la gesta. Es plausible, sin embargo, que esta zona pantanosa pudiera ser atravesada por un pueblo a pie, pero no por unos carros pesados, que quedarían atascados en el fango.

Después de cuarenta años en el desierto, se dice que el pueblo hebreo entró en la Tierra Prometida de la mano de Josué, que les llevó a su primera victoria militar: la conquista de Jericó. Muy probablemente, este relato sea una composición posterior y no se corresponda con ningún hecho histórico, a pesar de que se ha querido hacer corroborar con los hallazgos arqueológicos en las proximidades de la moderna ciudad de Jericó. Los muros derruidos de esta ciudad que se encontraron en las excavaciones fueron fechados, como muy tarde, hacia 1550 aC. Los estudios de Kathleen Kenyon fecharon la destrucción de las murallas en la época en que los hicsos fueron expulsados de Egipto, y que la zona estuvo deshabitada durante todo el siglo XIII aC, época favorita en la que se supone que tuvo lugar el Éxodo.

Los eruditos están bastante de acuerdo en que los libros de Éxodo y Josué fueron redactados muy posteriormente a los hechos que describen (hacia el 722 aC como muy pronto) y que sus narraciones tienen un elevado componente legendario.

Aunque el tema es confuso y no hay unanimidad entre los estudiosos, espero haber aportado algo de claridad, con fechas concretas. Para los que deseen referencias más concretas, pueden picar en los enlaces, que conducen a artículos de la Wikipedia, los cuales vienen apoyados por notas. Me despido hasta la próxima. Saludos.

PD.- En el libro Pablo el Emisario, Odiado e Incomprendido, de Pedro M. Rosario Barbosa, me encuentro sorprendentemente que aborda este tema al comienzo del capítulo 8, dedicado a la relación de Pablo con las mujeres. Allí confirma todo lo dicho anteriormente, y añado alguna información que me parece interesante.

Las excavaciones arqueológicas en las diversas ciudades que Josué dice conquistar no arrojan ninguna evidencia de invasión, en todo caso, en algún caso (Jasor) puede haber habido una rebelión de las clases populares contra las dirigentes, concordando con la historia conocida de Egipto, que en siglo XIII impuso duras cargas contra los estados vasallos. Después de aquello, hubo una época de gobierno descentralizado, como la que se describe en el libro bíblico de Jueces. Según algunos arqueólogos, hay indicios de una población heterogénea, una mezcla entre los primitivos pobladores y algunos inmigrantes, entre los que pudieron estar algunos esclavos huidos de Egipto. Precisamente, la estela de Merneptah a la que he hecho referencia (ver imagen) indica la conquista y esclavización del pueblo de Israel (que mejor podríamos llamar Proto-Israel) y otros pueblos vecinos, en 1208 aC.

Es interesante que otro de los pueblos esclavizados, los Shasu, habitaban en Madián y adoraban al dios Yahu, de donde puede provenir el nombre del dios hebreo Yahueh. ¡Justamente es en Madián donde la Biblia dice que Dios reveló su nombre a Moisés! Por otra parte, los cananeos adoraban al dios El como líder de una asamblea de dioses, y de ahí puede venir el otro nombre para el dios hebreo, Elohim (plural de El). Todo esto nos indica los fuertes lazos culturales entre los hebreos y sus pueblos vecinos, que más que ser conquistados, fueron absorbidos.

Los dos himnos más antiguos de la Biblia probablemente datan de este periodo. Uno de ellos es el Himno del Mar o Cántico de Moisés, que narra la salida de Egipto. El otro es el Cántico de Déborah, que narra la derrota del rey Yabín de Jasor. Estos reyes eran títeres de Egipto, que subyugaban al pueblo para pagar los tributos que los faraones les exigían. Ambos himnos se fechan alrededor del año 1200 aC y sus narrativas contrastan con los hechos descritos en Éxodo y Jueces, que parecen estar más adornados, ya que son claramente posteriores.

En el Apéndice C del citado libro retoma el tema y añade algunos datos. El Himno del Mar (Cántico de Moisés) no utiliza la palabra "Elohim" sino "Yahveh" para referirse a Dios, lo que lleva a pensar que fue elaborado por el grupo que salió de Egipto y convivió con la tribu de los Shasu de Madián. De hecho, según el Antiguo Testamento, los cananeos llamaban a Dios Elohim hasta que Moisés les reveló su auténtico nombre: Yahveh. Al parecer, ocurrió una fusión de los principales dioses de la región.

Los nombres más destacados de este grupo (Moisés, Aarón, Jur, Pinjás etc) son de origen egipcio y pertenecen a la tribu de Leví. El diseño de la "Tienda del Encuentro" o "Tienda de la Reunión" es muy semejante al campamento de Ramsés II que podemos encontrar en algunos grabados. Del mismo modo, el santuario de Jerusalén tiene una estructura parecida a algún templo egipcio. La circuncisión era una práctica común en Egipto. Este grupo que salió de Egipto pudo estar formado por sacerdotes, trabajadores y guerreros: personalmente pienso que pudieron ser expulsados de "Amarna", la ciudad construida por Amenhotep o Amenofis III (apodado Ajenatón, siglo XIV aC) que hizo una radical reforma monoteísta de la religión egipcia, pero tras su muerte, todos los cambios se revirtieron, y su ciudad fue abandonada. El Himno del Mar dice que Yahveh "introduce y planta" a este grupo en el "monte de su heredad", referido claramente a Jerusalén. Como un apunte más, solo en la literatura levítica encontramos el reconocimiento de los derechos de los extranjeros: "porque extranjeros fuisteis vosotros en Egipto". La primera vez que la palabra Torah aparece en la escritura hace referencia a los extranjeros en Ex 12, 49: "Una misma Ley (Torah) habrá para el indígena y para el huésped".

El otro himno más antiguo de la Biblia podría ser el Canto de Débora, fechado en el siglo XII aC. En este himno, por contraste con el anterior, se narran hechos que sucedieron en el norte de Canaán y no se cita la tribu de los Levitas, probablemente porque cumplían un rol sacerdotal privilegiado y se les eximía de participar en la guerra. Tampoco se convoca a las tribus de Judá y Simeón. Hay varias expresiones de significado oscuro, como el verso 2 que dice literalmente "Cuando Israel se suelta la cabellera" y que podría hacer referencia a la antigua costumbre de nazireato, consistente en consagrar a Dios los varones, dejándoles el pelo sin cortar (al estilo del famoso Sansón). Destaca en este himno el protagonismo de las mujeres Débora y Yael. Podría reflejar una época de igualdad, tanto entre las tribus como entre locales y extranjeros, así como entre hombres y mujeres (hasta cierto punto, por supuesto). Personalmente lanzo la hipótesis de que las doce tribus NO eran descedientes de los doce hijos de Jacob (eso sería una leyenda o mito explicativo), aunque sí podemos captar la idea de que las doce tribus se sentían "hermanadas" cuando luchaban contra un enemigo común.


 

 

 

 

 

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