¿Es la muerte y resurrección de Jesús una copia de los Misterios paganos?

Saludos, curiosos lectores. En la lectura del libro "Los Misterios de Jesús" (1999), de Freke y Gandy (FyG a partir de ahora), me ha llamado poderosamente la atención las similitudes entre la vida de Jesús y otros dioses humanados (principalmente Dioniso y Mitra). La forma más bien deslabazada con la que FyG exponen los hechos me ha movido a investigar por mi cuenta si estas coincidencias son casuales o son de fondo, y aquí está un resumen del resultado.

En el capítulo 3, a partir de la página 46, FyG afirman que el justo que es acusado injustamente forma parte de un arquetipo universal. Ponen como ejemplo la detención de Dioniso, que en forma humana visita a Penteo rey de Tebas (su primo), tal y como se describe en la obra Las bacantes, de Eurípides (estrenada en 405 aC). Dioniso no ofrece resistencia, de forma sorprendente para los siervos, y en el interrogatorio ante Penteo le dice: "Nada puede tocarme que no esté ordenado" de modo parecido a cómo respondió Jesús ante Pilato: "No tendrías contra mí ningún poder si no se te hubiera dado de lo alto.".

Sin embargo, el contexto de esta escena, es decir, la obra de Eurípides, lo que pone de manifiesto es justo lo contrario: la fuerza destructora de Dioniso que se aplica a aquellos que no creen en él. Porque Penteo no quiso escuchar al profeta Tiresias que le habló de las bondades del culto a Dioniso, y por ello acabó desgarrado a manos de las bacantes (adoradoras de Baco, sinónimo de Dioniso). Así pues, yo concluiría que en este caso el parecido es superficial: Dioniso no ofrece resistencia con la seguridad que le da su poder divino, y como parte de su treta para hacer caer a Penteo en una trampa mortal.

A continuación, FyG comparan a Jesús con Sócrates, ya que éste aceptó serenamente la condena, rechazando las treinta monedas de plata que sus amigos reunieron para liberarlo. El motivo de la condena era religioso, pues se le acusaba de introducir nuevas creencias en la juventud. Aunque en el tribunal había muchos partidarios de declararlo inocente, la defensa irónica que hizo Sócrates parece que más bien provocó su condena.

El pagano Celso (al que he dedicado un post) enumera en su "Discurso Verdadero" (170-180 dC) a los paganos que tuvieron una muerte heroica, en un tono irónico: 

Hubierais podido escoger a Heracles o Asclepio, o, si éstos eran demasiado mansos, siempre os quedaba Orfeo, que, como sabe todo el mundo, era bueno y santo y, pese a ello, tuvo una muerte violenta. ¿O ya lo había adoptado alguien? Bueno, luego teníais a Anaxarco, que miró cara a cara a la muerte cuando le estaban pegando y dijo a los que le perseguían: «Pegad. Pegad a la envoltura de Anaxarco; porque no es a él a quien pegáis»...

Si bien el pan y el vino ya tienen un papel importante en los ritos báquicos, es el en culto a Mitra donde adquieren un simbolismo más parecido a la Eucaristía. Las similitudes entre el mitraísmo y el cristianismo hicieron perder la fe al ex-sacerdote católico Alfred Loisy, que las explicó pormenorizadamente en su libro "Los misterios paganos y el misterio cristiano". San Justino Mártir ya se dio cuenta de estos paralelismos, y supuso que los demonios imitaron los misterios de Cristo anticipadamente, para confundir a los que iban a creer. La explicación creo que no puede ser más espuria.

Mitreo que se encuentra bajo la Basílica San Clemente (Roma)

 Yo destacaría los siguientes paralelismos:

  • El mitraísmo tenía siete ritos de iniciación, semejantes a los siete pasos de iniciación cristiana (que con el tiempo se han transformado en los 7 sacramentos). Las asambleas eran exclusivas, como las cristianas de los tiempos anteriores a Constantino. El presidente, que había culminado todos los pasos, tenía como signos el gorro frigio, el báculo y el anillo, en semejanza con los signos episcopales.
  • La sangre del toro sacrificado por Mitra unía a los presentes con la divinidad. Pero no se comulgaba con sangre real, sino con vino, que tras las palabras pronunciadas por el sacerdote, se identificaba con la sangre de la víctima propiciatoria. También se comulgaba con pan, que simbolizaba el cuerpo de la víctima, el cual llevaba grabada una cruz. En un mitreo se ha encontrado la inscripción: «Aquel que no coma de mi cuerpo ni beba de mi sangre, para ser uno conmigo y yo con él, no conocerá la salvación»
  • El día que se celebraba esta ceremonia era el día del Sol (el Domingo), y la fiesta anual suprema era el día de su nacimiento, el 25 de diciembre.
  • El ingreso a la comunidad era simbolizado por un baño ritual, tras el cual se signaba al bautizando con óleo en la frente.

Estas similitudes las explica el profesor Antonio Piñero como fruto de la competencia entre la religión predicada por Pablo de Tarso y las religiones mistéricas. Estas religiones eran profesadas por las personas con mayores inquietudes espirituales, mientras que al pueblo llano le bastaban los sacrificios públicos ofrendados a las distintas divinidades. Para más detalles sobre la hipótesis de Piñero, consultar por ejemplo su obra "Guía para entender a Pablo de Tarso".

Según FyG, el antropólogo escocés J. G. Frazer supo interpretar muy bien el significado de los ritos de Dioniso y Osiris, en relación respectivamente con el vino y el pan, como antecedentes de la Eucaristía. Frazer veía la muerte y resurrección del dios-hombre Osiris como una personificación de la semilla que se siembra y da fruto (Cf. Jn 12 24). Los egipcios se golpeaban el pecho y se lamentaban mientras segaban el primer trigo y lo pisaban en la era, porque Osiris se estaba «muriendo» para que ellos pudieran tener pan del que vivir. Asimismo, los griegos llevaban máscaras de Dioniso y entonaban cánticos sagrados al dios mientras pisaban las uvas, porque Dioniso se estaba «muriendo» para proporcionarles vino embriagador. Durante la gran fiesta de la siembra, los sacerdotes egipcios enterraban efigies de Osiris hechas de tierra y trigo.
Frazer explica: «El dios-trigo producía el trigo a partir de sí mismo; daba su cuerpo para alimentar al pueblo, moría para que viviesen». Como hemos señalado, sin embargo, Osiris y Dioniso eran mucho más que simples dioses del trigo o del vino. Los jeroglíficos egipcios llaman a Osiris la «Fuerza Vital»,  representando el misterioso proceso de muerte y resurrección que es la vida misma. Si todo esto es así, la conexión con el cristianismo es esencial y no meramente accidental.

Para aclarar si los paganos consideraban al pan y al vino como algo simbólico o como la presencia real de su dios, baste citar a Cicerón: «¿Hay alguien que esté tan loco que crea que el alimento que come es realmente un dios?». Al parecer, había algunos que así lo creían.

San Justino Mártir también reconoce que Platón expuso una "doctrina de la cruz" cuatro siglos antes de Cristo. Para los antiguos, la cruz representaba los cuatro elementos de la creación, y faltaba un quinto elemento, el espíritu, el puramente humano, en este caso representado por el hombre crucificado. Según Platón, el espíritu está prisionero en la materia, esperando la liberación, una vez sus pecados estén expiados. Según FyG, Platón compara los deseos sensuales con los cuatro clavos que sujetan a la cruz al crucificado, como el alma está sujeta al mundo terrenal. Necesitamos comprender esto para entender la presencia de la cruz en representaciones artísticas de Dioniso. ¡Bien es sabido que la teología cristiana debe muchísimo a la filosofía platónica!

Otra semejanza: los que participaban en los Misterios de Eleusis eran insultados, como cargando sobre sí los pecados de sus conciudadanos. FyG refieren que luego se bañaban en el mar, antes de entrar en el santuario. Cada uno portaba un lechón, sobre el que hacían caer sus pecados, y lo sacrificaban ahogándolo para que estos pecados murieran (a semejanza del endemoniado de Gerasa, al que Jesús exorcizó, y sus demonios se metieron en una piara de puercos, que se arrojó al océano). Todo esto es una representación del arquetipo universal del "chivo expiatorio" que también existe en el Antiguo Testamento (Levítico 16 21). En Grecia era llamado Pharmakos, y era representado por un criminal, que era expulsado de la ciudad, en la esperanza de aplacar a los dioses y que dejaran de castigar a la ciudad con una plaga u otra calamidad. San Pablo lo tenía muy claro: "sin remisión de sangre no hay expiación".

En los Misterios de Cibeles y Atis, se sacrificaba un toro en la ceremonia conocida como Taurobolio, y había que lavarse con su sangre para purificarse de los pecados. La gente más pobre se tenía que conformar con la sangre de un cordero (a semejanza de Cristo). Después de la ceremonia, se decía que el mystes (el iniciado) había "nacido de nuevo". Todo esto nos recuerda la teología cristiana, toda vez que San Pablo defiende que el sacrificio de Cristo es superior al de toros y machos cabríos. Por cierto, la palabra "misterio" viene de mystes, que a su vez viene de un verbo griego que significa "cerrar la boca y los ojos".

Los misterios de Atis se celebraban en primavera. Se hacía una representación teatral del misterio, algo parecido a lo que se hace hoy día con las procesiones de Semana Santa. Colgaban el cadáver de Atis de un pino, y lo enterraban simbólicamente. Al cabo de los tres días, en mitad de la noche, resucitaba. Con razón los paganos decían que la pascua de Jesús era una imitación falsa de los misterios de Atis. Estas fiestas eran llamadas Megalesias en Roma, en honor de la Gran Madre, deidad heredada de Frigia, donde era llamada Cibeles, entre el 4 y el 10 de abril. A esta celebración se le unió la de Atis, en el equinoccio de primavera (marzo), consorte de Cibeles. El mitólogo Frazer, al que hemos hecho alusión anteriormente, lo describe de esta manera:

Pero al caer la noche, la aflicción de los fieles se convertía en gozo. Porque de repente brillaba una luz en la oscuridad: la tumba estaba abierta; el dios había resucitado de entre los muertos; y mientras ungía con bálsamo los labios de los afligidos que lloraban, el sacerdote les susurraba al oído la buena nueva de la salvación. Los discípulos recibían la resurrección del dios como una promesa de que también ellos saldrían triunfalmente de la corrupción del sepulcro. Por la mañana, en el vigésimo quinto día de marzo, que se consideraba el equinoccio vernal, se celebraba la divina resurrección con un estallido de alegría desenfrenada. (Según una antigua tradición, Jesús resucitó el 25 de marzo, el mismo día de su concepción)

También en primavera se celebraban las fiestas de Adonis. Estos cultos proceden de Fenicia, y el propio nombre de Adonis se relaciona con el Adonai (=Señor) bíblico. Adonis para los griegos era el bellísimo amante de Afrodita, y era adorado exclusivamente por mujeres jóvenes. En sus fiestas (según FyG), en un ambiente perfumado de incienso, el cadáver de Adonis era ungido con mirra y envuelto en una sábana de lino, a semejanza de las fiestas de Osiris en Egipto. Luciano de Samosata (escritor sirio del siglo II) dice: «Hacen ofrendas a Adonis como si fuera un muerto, y dos días después cuentan la historia de que está vivo». Este mismo autor compara a Adonis con Osiris, ya que -por ejemplo- una inscripción egipcia promete que un seguidor de Osiris: «Tan cierto como que Osiris vive, vivirá él; tan cierto como que Osiris no está muerto, él no morirá». Al parecer, tanto Adonis como Osiris ascendieron al cielo poco después de resucitar, a semejanza de Jesucristo. Según FyG, también Mitra está en el cielo esperando el final de los tiempos, cuando volverá a juzgar a los muertos.

H. Lietzmann, 1961, libro 3, página 147, cuenta que en el siglo IV se ordenó construir la iglesia del Santo Sepulcro sobre la cueva de Jerusalén en la cual se supone que enterraron a Jesús. Primero, sin embargo, fue necesario demoler un santuario dedicado a Afrodita que había allí. Esto induce a pensar que, de hecho, originalmente la cueva pertenecía al amante de Afrodita, Adonis.

También de Pitágoras se decía que había descendido al Hades y luego se había aparecido a sus discípulos y luego había ascendido al cielo, pero no vamos a profundizar en este aspecto, ya que hoy estamos hablando de las religiones de Misterios.

En síntesis, podríamos decir que todos estos cultos mistéricos de los que hablamos hoy hacen referencia a un único arquetipo de hombre-dios, salvador de la humanidad. Probablemente los redactores de los evangelios incluyeron muchas referencias a las deidades paganas, que ellos conocían perfectamente, aunque ahora nos resulten sorprendentes. Con estas referencias lo que lógicamente querrían significar es que Cristo es superior a dichas deidades, pero tal cúmulo de coincidencias hoy nos parece increíble, y más bien introducido aposta. De modo que se nos hace muy difícil distinguir los trazos del auténtico Jesús histórico. Aunque bien pensado, es la imagen mítica del Jesús histórico (a la que podríamos llamar Jesucristo) la que realmente infunde en nosotros un espíritu de renovación que puede transportarnos a una nueva existencia, tal y como lo hacían los cultos de misterios con sus iniciados.

Bien, vamos a dejarlo aquí. Espero que al menos este tema haya despertado vuestra curiosidad. ¡Hasta la próxima!





Comentarios

  1. No depende de los misterios paganos del Mitraismo o de la antigua Persia

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  2. Los misterios paganos son muy similares a los ritos y doctrinas de la Iglesia Católica Romana hay muchos elementos en común

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