¿Qué argumentos usaban los paganos contra los cristianos?

Buenas y calurosas tardes, atrevidos pensadores. El filósofo pagano Celso expuso las razones por las que le parecía que el cristianismo era una religión sin fundamento en su Logos Alethés (Discurso Verdadero), escrito hacia los años 170-180. En 2004, el profesor Samuel Fernández, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ha elaborado un estudio que me gustaría compartir con vosotros, de forma sintética, en este post. Advierto que algunas de las afirmaciones pueden herir la sensibilidad de las personas más religiosas, puesto que fueron dichas en un contexto totalmente pagano.

De este filósofo apenas se conoce nada, ni su lugar de origen, ni sus fechas de nacimiento o defunción. De hecho, su única obra conocida se conoce solo gracias a los extensos fragmentos que Orígenes -padre de la Iglesia- incluyó en sus ocho libros Contra Celso. La envergadura de la obra de Orígenes (Alejandría 184-Cesarea de Palestina 254) ya hace suponer que la obra de Celso era un ataque muy agudo y bien fundamentado. Por otra parte, el hecho de que un filósofo dedicara detenida atención al cristianismo es prueba de su floreciente expansión, en la segunda mitad del siglo II. Hay que notar que Celso se documentó detenidamente, estudiando las escrituras tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, antes de redactar su Discurso Verdadero.
Orígenes presbítero

La historia de Orígenes también es curiosa, por lo que le dedicaré unas líneas. Su nombre es pagano, y significa "Hijo de Horus", el famoso dios egipcio. Su inmensa obra también se ha perdido en su mayor parte, debido a que fue condenado por hereje siglos después de su muerte en el Concilio de Constantinopla (554), en el que se ordenó la destrucción de todas sus obras. Se han salvado las que fueron traducidas al latín, entre ellas Contra Celso, ya que teólogos como San Jerónimo, San Basilio Magno o San Gregorio Nacianceno lo consideraban muy inspirador. También han aparecido algunas de sus obras en su original griego, que pudieron salvarse casi milagrosamente de la férrea censura, como los papiros de Tura (Egipto) aparecidos en 1941 o fragmentos insertados en antologías y otras obras. Si las obras de Orígenes, muy apreciadas, a pesar de sus puntos conflictivos, fueron objeto de una persecución sistemática, no nos debería sorprender que tan pocos escritos anti-cristianos hayan llegado a nuestros días.

¿Y por qué fue Orígenes considerado un hereje? Este teólogo ya tuvo problemas con el obispo de Alejandría -Demetrio-, por haber sido ordenado presbítero sin su consentimiento. Demetrio se negaba porque Orígenes se había castrado en su juventud, en un arrebato de ascetismo, lo que obligó a Orígenes a viajar a Cesarea de Palestina, en busca de un obispo más comprensivo. Pero lo que provocó su condena como hereje fue que Orígenes fue un adelantado a su tiempo, reflexionando sobre temas teológicos en los que aún no se había llegado a un consenso general, en especial sobre la cuestión trinitaria, que no fue objeto de acalorado debate hasta el siglo IV (consultar mi post sobre los primeros herejes para más detalle). Así, en su libro VI.64 Contra Celso afirma:

Ya que nosotros decimos que el mundo visible está bajo el gobierno del que creó todas las cosas, declaramos así que el Hijo no es más fuerte que el Padre, sino inferior a Él. Y esta creencia que basamos en el refrán de Jesús mismo, «el Padre que me envió es mayor que yo». 

Esta postura teológica ha sido llamada subordinacionismo, al defender que el Hijo está subordinado al Padre, lo cual es una postura más próxima al monoteísmo que la doctrina Trinitaria actual, que sorprendentemente fue propuesta en primer lugar por los gnósticos (Francisco García Bazán, La Biblioteca Gnóstica de Nag Hammadi y los orígenes cristianos, 2013, capítulo V.3. Ver mi post como introducción al gnosticismo). Como ya dije en mi pasado post, los ataques a la doctrina cristiana fueron los que forzaron a los teólogos a definir mejor sus creencias, y esto fue lo que le pasó a Orígenes cuando leyó la obra de Celso. En relación con el Espíritu Santo, Orígenes pensaba que éste también se subordinaba al Hijo, y así lo expresó en su obra Comentario sobre el Evangelio de Juan, libro II.10:

Supongo que si uno se apoya en el texto «mediante él fueron hechas todas las cosas» y afirma que el Espíritu es una realidad derivada, se verá forzado a admitir que el Espíritu Santo vino a ser a través del Verbo, siendo el Verbo anterior al Espíritu...En cuanto a nosotros, estamos persuadidos de que hay realmente tres personas (hypostaseis), Padre, Hijo y Espíritu Santo; y creemos que sólo el Padre es inengendrado; y proponemos como proposición más verdadera y piadosa que todas las cosas vinieron a existir a través del Verbo, y que de todas ellas el Espíritu Santo es la de dignidad máxima...Y tal vez es ésta la razón por la que el Espíritu Santo no recibe la apelación de Hijo de Dios

Por supuesto, nadie discutió estas ideas a Orígenes en vida, y lo que se pretendió con la posterior destrucción de sus obras fue sin duda cercenar la libertad de opinión, para que otros pensadores no se pudieran ver "contagiados" de la lógica de estos argumentos. Por cierto, Orígenes estudió a fondo los evangelios, descubriendo en ellos contradicciones e incongruencias, como afirma en su libro Sobre los Principios:

Hay cosas que se nos refieren como si fueran históricas y que jamás han sucedido y que eran imposibles como hechos materiales, y otras, aun siendo posibles, tampoco han sucedido.

Sorprende que esta idea, que parece moderna y procedente de círculos ateos, ya haya sido formulada por un defensor de la fe cristiana en el siglo II.

Centrándonos ya en las críticas expresadas por Celso, no se trata de un ataque histórico-crítico, puesto que Celso da por válidas la mayoría de las afirmaciones de las Escrituras, sino que más bien él trata de destacar las incongruencias internas de las creencias cristianas o su falta de originalidad. Por ejemplo, Celso destaca que en varios pasajes evangélicos se muestra a Jesus ocultándose y huyendo del peligro, lo que se contradice con el previo conocimiento de su muerte y su aceptación voluntaria. El único argumento de Orígenes contra esta afirmación es citar el Evangelio de Juan 18 4ss en el que Jesús da un paso al frente cuando vienen a prenderlo. Otro ejemplo: en relación con la máxima de "no devolver mal por mal", Celso afirma que esta idea ya estaba afirmada en el Critón de Platón, en boca de su maestro Sócrates.

El trabajo del profesor Samuel Fernández, antes citado, diferencia dos partes en la obra de Celso. Por una parte, ataca la poca solidez los argumentos de los predicadores cristianos, y por otra, la inconsistencia de la doctrina en sí. En relación con la primera parte, Celso defiende que:

a) Las profecías del Antiguo Testamento no son prueba de que Jesús es el Mesías, porque los judíos creen en el mismo Antiguo Testamento que los cristianos, y lo interpretan de otra manera (ver mi post sobre la interpretación de la escritura).

b) Si Jesús hizo milagros (lo duda), no manifestaba un poder distinto del que supuestamente utilizaban otros magos de la antigüedad (Ex 7 22, Hch 19 13), es decir, por invocación de espíritus.

c) La resurrección de Jesús con su propio cuerpo es un mito, como muchos otros de la mitología clásica, pues no se apareció a los incrédulos para que creyeran, sino a los que ya de antemano creían en él (Hch 13 31), y por tanto se encontraban en situación propicia para soñar o imaginar sus apariciones.

d) Los cristianos carecen de argumentos, puesto que piden que se crea con fe todo lo que anuncian, sin razonarlo, como cuando dicen "la sabiduría de este mundo es necedad" (1Cor 3,19), "tu fe te ha salvado" (Mt 9,22) y otras muchas citas. Al parecer, Celso fue testigo de que los predicadores cristianos se dirigían a los niños y a las personas sin cultura, prestas a creer sus fábulas, pero callaban ante personas con estudio. Evidentemente, Celso no tuvo acceso a los argumentos de los teólogos de su tiempo, o no quiso reconocerlo.

En relación con la incongruencia de la propia doctrina, Celso afirma que:

a) Las creencias y religiones más antiguas gozan de más prestigio y credibilidad, siendo que el cristianismo es una herejía derivada del judaísmo, de creación reciente. Celso observa que en la esencia de ambas religiones (cristianismo y judaísmo) está la división, puesto que ni entre ellos mismos hay acuerdo total sobre la doctrina, y están siempre discutiendo.

b) Dios no pudo haber creado el mundo en seis días, puesto que aún no había Sol y Luna que marcaran los tiempos, y no pudo haber creado al hombre a su imagen, puesto que Dios no tiene cuerpo. Evidentemente, Celso no conocía las interpretaciones alegóricas que muchos teólogos (cristianos y judíos) ya hacían en su tiempo, o no quiso admitirlo.

c) Si Dios se aparece a los hombres bajo apariencia humana, ese cuerpo no puede ser mortal (esto está próximo al docetismo que expongo en otro de mis post). Si Jesús era Dios, no tenía por qué huir ni permitir ser tratado como un malhechor.

d) No es propio de Dios enfadarse (Job 12 6) o cambiar de opinión (1 Cro 21 15). En todo caso, estas expresiones indicarían su impotencia para castigar a los malvados. Al parecer, Celso fue testigo de predicadores cristianos que golpeaban estatuas de dioses, retándolas a vengarse, y les replica que las estatuas son solo imágenes de dioses, no los dioses verdaderos. Pero Jesús, que según los cristianos era Dios verdadero, fue golpeado por los romanos, y los judíos le retaron a que se bajara de la cruz, sin que Dios interviniera para castigarles.

e) No es concebible un Dios "cristianocéntrico", ni siquiera antropocéntrico. Herederos del judaísmo, los cristianos piensan que Dios se les revela solo a ellos, y les salva solo a ellos, y que Dios hace todas las cosas para beneficio del ser humano, en especial de los cristianos. Por el contrario, Celso defiende que Dios ha establecido un orden en beneficio de toda la creación, y que "se preocupa de las moscas, tanto como de los hombres". En mi opinión, hoy día estamos asistiendo al resurgimiento de esta antigua idea, a través del ecologismo. 

Detrás de estas últimas afirmaciones, está la respuesta a la pregunta ¿Cómo es Dios? Según Celso, Dios es tal como debe ser, tal como nos dicta la razón. Según los cristianos, Dios es tal como se revela en la Biblia, sin más discusión. Ambas posturas reflejan el enfrentamiento entre el Dios de los filósofos y el Dios de la revelación, que diversos teólogos han tratado de resolver.

En esta línea, Celso se pregunta: ¿Por qué el Dios cristiano actúa en un momento y lugar determinados, y a través de una sola persona? ¿Por qué no ha enviado "salvadores" a otras civilizaciones y en otras épocas? A pesar del tono burlón con el que se expresa Celso, las cuestiones son profundas.

Para terminar con el trabajo de Samuel Fernández, este profesor concluye que las críticas de Celso -despojadas de su tono insultante- suponen un desafío al cristianismo, que debe replantear su discurso para ser más convincente para el hombre de hoy día, muy semejante en sus razonamientos al paganismo. Celso, como muchos otros filósofos de su tiempo, concebía una visión cíclica de la Historia: "Es necesario que sea siempre lo mismo aquello que fue, que es y que será", en la que no cabe una intervención singular de Dios. Es por tanto una visión determinista, opuesta al cristianismo.

No fue Celso el único filósofo que atacó racionalmente al cristianismo: Porfirio de Tiro (ca. 233-305) escribió una obra Contra Cristianos, de la que se desconoce incluso su título verdadero, y solo se conoce por referencias a ella en la obra de San Jerónimo y San Agustín. Porfirio estudió a fondo la Escritura, encontrándose con muchas contradicciones y afirmaciones inverosímiles, lo que le llevó a afirmar que los evangelistas fueron "inventores, no historiadores". Porfirio descubrió, por ejemplo, que es contradictoria la afirmación de Jesús: "con la medida con que midáis, seréis medidos" (Mt 7 2) y la amenaza de un castigo eterno, ya que no hay proporción entre una falta cuyas consecuencias duran un cierto tiempo y una pena de duración infinita. Porfirio también argumenta en contra de que el Logos de Platón (la sabiduría o inteligencia de Dios que gobierna toda la creación) pueda encarnarse en un ser humano concreto, y menos aún morir y resucitar, por lo que opina que en este punto el cristianismo ha deformado la doctrina platónica.

Como conclusión, los ataques que los paganos dirigían a los cristianos estaban basados en unos razonamientos que igualmente pueden hacerse hoy día. Estos ataques han espoleado desde siempre a la Iglesia a definir sus posiciones teológicas, y una vez establecidas, la Iglesia ha destruido sistemáticamente los documentos que exponían opiniones contrarias, mientras ha contado con la complicidad de los gobernantes.

Y eso es todo por hoy. ¡Espero haberos dado material para la reflexión!

Como fuente de información para este post, aparte del citado trabajo de profesor Samuel Fernández, he utilizado La Invención de Jesús de Nazaret, de Fernando Bermejo Rubio, pág. 549 ss.


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