¿Hay diferencia entre Hades, Seol e Infierno?

Estimados seguidores. El Hades de los griegos, el Seol de los judíos y el Infierno de los cristianos tienen mucho en común, pero no son lo mismo. A pesar de ello, a menudo las Biblias traducen indistintamente Hades y Seol por otros términos. La Enciclopedia Americana (1942, tomo XIV, pág. 81) afirma: 

“Se ha causado mucha confusión y equivocación debido a que los traductores primitivos de la Biblia persistentemente vertieron con la palabra infierno el vocablo hebreo Sheol y los vocablos griegos Hades y Gehenna. El que los traductores de las ediciones revisadas de la Biblia simplemente hayan hecho una transliteración de estas palabras no ha sido suficiente para eliminar de manera notable esta confusión y el concepto falso."

Por ejemplo, en la Biblia de Jerusalén Jacob dice «Voy a bajar en duelo al seol donde mi hijo.» mientras La Santa Biblia traduce "Quiero bajar de luto a la tumba con mi hijo" (Génesis, 37 35). En cambio, en 1 Samuel 2 6, La Santa Biblia traduce seol por abismo, mientras la Biblia de Jerusalén se mantiene fiel a vocablo original. Estos cambios se entienden si La Santa Biblia pretende hacer más comprensible la palabra seol, que es una palabra hebrea poco conocida. En ambos casos, tumba y abismo evocan el lugar de descanso de los difuntos, lo cual respeta el significado original del vocablo seol. Pero en Salmos, 16 10 el cambio supone ya una alteración del significado, ya que "pues no has de abandonar mi alma al seol" se cambia por "pues tú no me entregarás a la muerte", lo cual podría dar a entender que Dios va a impedir que sus amigos mueran (prematuramente, se entiende), como ya comenté en mi post dedicado a la resurrección en el judaísmo.

Hades y el can Cerbero

Con la palabra Hades ocurre algo parecido. Por poner tan solo un botón de muestra, en el 2º libro de Macabeos, Eleazar pidió "que se le mandara pronto al Hades" mientras en la Santa Biblia indica "que prefería que lo llevaran a la muerte" (II Macabeos, 6 23). Ya que el Hades era el destino de todos los mortales (salvo aquellos que eran considerados extraordinariamente dignos de ser elevados a los campos Elíseos, el cielo donde habitaban los héroes), el cambio no parece alterar el significado. Otro ejemplo extraído del evangelio de Mateo: cuando Jesús maldice a Cafarnaúm, le dice "¡Hasta el Hades te hundirás!" mientras la Santa Biblia traduce "¡Hasta el abismo te hundirás!" (Mateo, 11 23). De nuevo los cambios se pueden justificar en pro de una mejor comprensión del pasaje, pero ¿realmente es indiferente cómo se traduzcan estas palabras? ¿Tan parecido es su significado?

Dejando a un lado que Hades realmente designa al dios del inframundo (llamado Plutón por los latinos), los griegos consideraban que a este lugar descendían todas las almas, para ser juzgadas. Había tres posibles destinos: los campos Elíseos, los campos Asfódelos (un destino intermedio) y el Tártaro, reservado para las almas impías y malvadas. Así pues, el Infierno cristiano más bien evocaría a este último. Hades era pues un reino subterráneo y oscuro, donde las almas llevaban una vida gris y sin esperanza. Para entrar en dicho reino, los griegos imaginaban un barquero llamado Caronte que cobraba un óbolo, una pequeña moneda que se depositaba en los labios del difunto o dentro de su boca. Para que los muertos no pudieran regresar al mundo de los vivos (ni los vivos entrar al de los muertos), un perro de tres cabezas (Cerbero) vigilaba la entrada.

El Seol o Sheol judío puede ser equivalente al Hades hasta cierto punto. Es el destino de todos los difuntos sin distinción y está situado bajo tierra (Gn 37 35), de ahí su parecido. Con el tiempo, el influjo de la cultura griega introdujo en el concepto de Seol algunas características del Hades, pero en principio no fue así. A juzgar por Daniel, 12 2 por ejemplo ("Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno."), en el Seol los difuntos están "dormidos" y no realizan ninguna actividad, sino que simplemente están a la espera de la resurrección final, que precederá al juicio. Esta concepción es radicalmente distinta de la griega, ya que aquí el juicio se pospone, y la bienaventuranza futura está ligada a una existencia corporal y material, mientras que en el Hades griego el juicio ocurre poco después de la muerte y el destino es definitivo y alejado del mundo de los vivos. Para los judíos, el alma no tiene pervivencia por sí misma, sino que es una cualidad que anima la materia y le confiere características humanas, como reflexionar o tomar decisiones. De ahí que sea imprescindible una resurrección, una nueva materialización del alma, para que pueda haber juicio y vida futura.

Sin embargo, de acuerdo con la Wikipedia, los setenta traductores de la Biblia hebrea al griego (la llamada septuaginta) usaron la palabra Hades en lugar de Seol, puesto que no había otra más ajustada, y luego, al ser traducida al castellano, se emplearon diversos términos como infierno, sepulcro, abismo y otros. Pero esto puede conducir a un grave error: el Salmo 139 8 indica claramente que la presencia de Dios acompaña a los difuntos en el Seol: "Si hasta los cielos subo, allí estás tú, si en el seol me acuesto, allí te encuentras." No es, por tanto, un lugar de castigo.

¿De dónde surge entonces la idea cristiana del Infierno? Más bien parece proceder de la idea de Gehenna, que aparece varias veces en los evangelios de Mateo y Marcos, y aisladamente en Lucas y la carta de Santiago, pero no aparece en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, Mateo, 5 22 dice: "el que llame renegado a su hermano, será reo de la gehenna de fuego". Gehenna o Gehena (pronúnciese algo parecido a guejena) es la transliteración al griego del topónimo Gai Ben Hinnom o Valle del Hinón, un valle o barranco próximo a Jerusalén, al sur. De acuerdo con Jeremías, 32 35, los cananeos (habitantes de Jerusalén antes de la llegada de los hebreos) "fraguaron los altos del Baal que hay en el Valle de Ben Hinnom para hacer pasar por el fuego a sus hijos e hijas en honor del Moloc", lo que convirtió a dicho valle en un lugar maldito. Desde el año 638 aC se ha documentado que en este valle se quemaban los desechos de la ciudad, y posiblemente los cadáveres de los criminales ajusticiados. Es por tanto un lugar de destrucción definitiva, por lo que las frases evangélicas deben hacer referencia a un destino sin esperanza de resurrección: el que le espera a las almas malvadas. Gehenna podría ser equivalente al "lago de fuego" que aparece tres veces en el capítulo 20 del Apocalipsis, donde van destinados el Diablo, la Bestia y el Falso Profeta para ser atormentados (Ap 20 10), e incluso la propia Muerte y el mismísimo Hades (Ap 20 14), y consecuentemente todos los que no sean hallados dignos de figurar en el libro de la vida (Ap 20 15). Podríamos entender que todos los que no hayan sido rescatados del Hades mediante la resurrección, perecerán definitivamente en el lago de fuego, junto con todo el reino del inframundo.

De acuerdo con la Jewish Enciclopaedia, los judíos actuales creen que los malhechores son juzgados inmediatamente después de su muerte y enviados al infierno o Gehenna, una creencia hasta cierto punto similar a la de los cristianos actuales pero diferente de la de los judíos del Antiguo Testamento. La principal diferencia que encuentro es que si los pecados no son considerados muy graves, la estancia en la Gehenna es temporal, y después de una purificación (digamos similar a la del purgatorio) pasan al paraíso. Los que cometieron pecados muy graves (adulterio, idolatría, hipocresía, conducir al pecado a los demás, etc) sufrirán unas penas eternas proporcionadas a su culpa, de modo que "mas les valiera no haber nacido". Curiosamente, el Islam también ha adoptado este nombre para el destino de las almas impías: el Jahannam (pronunciado más o menos como Yehennem), que representa a un lago de fuego. Las almas de los difuntos deberán pasar sobre él atravesando un puente, pero los pecadores y los que solo simulaban creer en Aláh perderán el equilibrio y caerán al fuego.

La palabra Infierno proviene del latín ínferus o lugar inferior, es decir, el inframundo, por lo que en principio no tenía asociada la idea de "lugar de tormento". Con este concepto, el Cristianismo se asemeja a muchas las culturas y religiones que tienen un lugar de castigo para los malvados, y en el que a menudo se cree que habitan seres espirituales perversos (demonios). En el Cristianismo y el Islam, la fe y el arrepentimiento pueden salvar del Infierno a un pecador, de modo que no son solo las acciones las que deciden el destino del alma. Orígenes (un pensador cristiano del siglo III, alabado por la Iglesia por algunas de sus ideas, pero condenado como hereje por otras como expuse en mi post dedicado a los herejes) llegó a afirmar que la condena al Infierno no era eterna, y que incluso los demonios tendrían una oportunidad final de arrepentirse. Agustín de Hipona, por el contrario, pensaba que el Infierno era el destino eterno de la mayoría de las personas.

Como vemos, el concepto de Infierno ha evolucionado a lo largo de la historia, y lo sigue haciendo. El papa Juan Pablo II, en su catequesis del 28 de julio de 1999, afirmó que el Infierno no era un lugar, sino que había de ser interpretado más bien como una "situación en la que llega a encontrarse quien libremente y definitivamente se aleja de Dios, fuente de vida y de alegría". Me recuerda las declaraciones del escritor C. S. Lewis (1898-1963) que afirmó que el Infierno es como una prisión "en donde la puerta del calabozo se cierra desde dentro, no desde fuera, siendo la intención del condenado el no querer vivir la eternidad con Dios". Algunos teólogos de renombre, como nuestro contemporáneo Hans Küng, afirman que la existencia del Infierno es incompatible con el amor de Dios. Como ya relaté en un post anterior dedicado a las ECM, son muy pocos los testimonios de experiencias angustiosas después de la muerte. ¿Quiere eso decir que el Infierno eterno no existe o más bien que nadie ha regresado de él para contarlo?

Aunque no hemos resuelto el problema principal, espero haber despertado vuestra curiosidad hacia este tema. Hasta la próxima.



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