¿Qué dice la Historia de la crucifixión de Jesús?

Buenas tardes a todos.

Desde el confinamiento obligado por la pandemia mundial, he pensado iniciar un blog destinado a divulgar los conocimientos que la ciencia histórica y el análisis de textos antiguos -así como el estudio comparativo de las religiones- ha desvelado con respecto al CRISTIANISMO.

Desde joven he intentado vivir mi fe católica con sinceridad, pero el espectáculo deplorable de la división entre cristianos, así como los enfrentamientos violentos entre las diversas religiones monoteístas, y el desprecio de muchos de éstos hacia religiones orientales mucho más antiguas, me ha movido a preguntarme: ¿dónde está la verdad? ¿Qué hay de original y qué hay de tradición posterior en las diversas creencias cristianas? He de confesar que mis descubrimientos me han sorprendido mucho más de lo que esperaba.

Probablemente debido a mi formación científica, he decidido que el método más conveniente es PARTIR DE LOS HECHOS HISTÓRICOS MÁS SEGUROS y a partir de ellos, agregar todas aquellas creencias que me parezcan más verosímiles. ¡Lo que no me parecería aceptable es creer cosas contrarias a los hechos!

En este sentido, me he sentido un poco "decepcionado" por la Iglesia que me ha transmitido un enorme compendio de creencias sin diferenciar los hechos verificables de aquellos que solamente por la fe pueden aceptarse. Cierto que la Iglesia repite su tradición desde los primeros siglos, cuando la ciencia histórica aún no se había desarrollado, pero actualmente y gracias al esfuerzo de numerosos estudiosos de muy diversas nacionalidades y credos, se dan por ciertos una serie de hechos que deberían obligar a la Iglesia a repensar todo el repertorio de creencias que transmite.

Comienzo este blog, por tanto, con el que es el hecho más incontrovertible de la vida de Jesús: SU MUERTE EN LA CRUZ. En sucesivos blogs iré haciendo algunos apuntes de otros momentos de su vida y de la vida de la Iglesia naciente en el siglo primero. Me encantaría recibir comentarios o preguntas o links a fuentes de información confiables, que yo a mi vez responderé, desde el máximo respeto al punto de vista de cada uno. Lo que sí quisiera es que la discusión se centrara en los HECHOS y no en las creencias. Por supuesto la ciencia histórica, como toda ciencia, se basa en HIPÓTESIS - ideas provisionales que concuerdan con los hechos conocidos, y que deben ser aceptadas, salvo que otra hipótesis demuestre ser más inclusiva (dar razón de un mayor número de hechos) o que algún nuevo descubrimiento obligue a descartarla. Pero una hipótesis no es una creencia: la creencia es totalmente personal -cada uno puede decidir en qué quiere creer- mientras que la hipótesis se decide de manera colectiva -a criterio de los entendidos, cuál es la idea más plausible que explica los documentos históricos que nos han llegado hasta nuestros días-.

Otro día quizás me extienda más en cuestiones de método, siempre aburridas, aunque necesarias. De momento prefiero entrar directamente en el tema comenzando con la cuestión: ¿Podemos estar seguros de que Jesús murió ajusticiado en una cruz por la autoridad romana? La ciencia histórica se basa en los DOCUMENTOS, y entre ellos se encuentran los EVANGELIOS. Pero a diferencia de la Iglesia oficial, que los considera sagrados e infalibles, la ciencia histórica los trata como otros documentos más que se encuentran a disposición de los estudiosos. Como todos los documentos históricos, los evangelios son producto de su tiempo y el historiador hará bien en considerar las circunstancias en las que fueron escritos, para poder interpretar correctamente su contenido. Digo esto porque NO ES SUFICIENTE que algo aparezca afirmado en los evangelios para que la ciencia histórica pueda considerarlo como CIERTO.

Los historiadores romanos Josefo y Tácito (no cristianos) han dejado constancia escrita de la muerte de Jesús bajo el poder de Poncio Pilato. Sin embargo, los historiadores aún hoy discuten si estos textos han sido MANIPULADOS POR COPISTAS CRISTIANOS en siglos posteriores. Hay que tener en cuenta que el soporte más frecuente de los documentos antiguos (papiro) se desintegraba pasados los años (especialmente en climas húmedos) y había que estar continuamente copiando y recopiando el texto para conservarlo. A partir del siglo IV, todos los copistas eran cristianos (al menos, oficialmente) y consideraron útil conservar estos documentos que hablaban de Jesús, si bien probablemente introdujeron algunas frases "extra". Estas adiciones están fehacientemente demostradas en otros documentos, por ejemplo los mismos evangelios, ya que nos han llegado distintas versiones del mismo documento, unas más ampliadas que otras. Las frases introducidas por los copistas suelen denominarse "glosas" y normalmente suelen indicarse con notas a pie de página en las biblias más completas, como la Biblia de Jerusalén.

En el caso de los evangelios es fácil descubrir estas glosas, ya que nos han llegado 500.000 copias DIFERENTES de los evangelios (sí, medio millón), y aunque la mayoría de ellas solo difieren en pequeños detalles, de tipo ortográfico, que no afectan al contenido, hay unas 200.000 variaciones con distinto significado. Por fortuna, durante el siglo XX los estudiosos han conseguido ponerse de acuerdo en lo que podría ser más o menos el texto original, que es el que aparece en las biblias modernas. Pero esto no es posible con los testimonios de Josefo y Tácito, porque no hay copias diferentes.

Por ejemplo, el testimonio de Josefo, el más famoso, dice:

Por este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio [si es que es correcto llamarlo hombre, ya que fue un hacedor de milagros impactantes, un maestro para los hombres que reciben la verdad con gozo], y atrajo hacia Él a muchos judíos [y a muchos gentiles además. Era el Cristo]. Y cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la Cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron [ya que se les apareció vivo nuevamente al tercer día, habiendo predicho esto y otras tantas maravillas sobre Él los santos profetas]. La tribu de los cristianos, llamados así por Él, no ha cesado de crecer hasta este día.

Hay que aclarar que cuando Josefo dice "los principales entre nosotros" se refiere a los Sumos Sacerdotes o Sanedrín, ya que Josefo era un historiador judío que trabajaba para los romanos.

En este texto, los pasajes entre corchetes se consideran añadidos posteriores, ya que es difícil que un judío no cristiano afirmara que Jesús era el Mesías o que había resucitado sin lugar a dudas. Algunos incluso afirman que todo el texto puede ser una creación de copistas cristianos, aunque esta no es la opinión más extendida.

Además de los documentos, para que los historiadores consideren que un hecho es cierto debe ser coherente con otros hechos conocidos. Concretamente, la crucifixión de Jesús no es un hecho aislado, sino que en Judea se realizaron otras crucifixiones, siempre por motivos de rebelión. Por ejemplo, hacia el año 6 dC (cuando Jesús contaba con 10 años aproximadamente) se produjo la rebelión de Judas el Galileo, al que hace referencia Josefo en otro de sus pasajes, en incluso los Hechos de los Apóstoles 5, 37. Judas acabó crucificado, junto con cientos o miles de sus seguidores, por negarse a figurar en el censo, que era la herramienta necesaria para poder a continuación cobrar el tributo o impuesto. Era costumbre romana crucificar al cabecilla de una rebelión rodeado por sus seguidores. Por cierto, que no se sabe que se hiciera otro censo anterior a éste hacia el año 4 aC (año probable del nacimiento de Jesús), el censo que supuestamente obligó a la familia de Nazaret a desplazarse a Belén, para que el Mesías naciera allí -según estaba profetizado-. Pero esa es otra historia.

Eso nos lleva al tema de los dos supuestos "bandidos" crucificados junto con Jesús. Lo más probable es que fueran detenidos junto con él y crucificados por el mismo motivo. Los evangelistas quisieron ocultarlo. ¿Por qué? ¿Quizás para singularizar más el sacrificio de Jesús? ¿Quizás porque se resistieron mediante la violencia, mientras que el resto de los discípulos huían y no fueron considerados peligrosos por la autoridad romana?

¿Y cuál fue el motivo de la crucifixión? Según los evangelios, los dirigentes judíos lo acusaron de blasfemia pero lo entregaron a los romanos porque ellos no podían ejecutarlo. Sin embargo, los Hechos de los Apóstoles relatan la lapidación de Esteban, por blasfemia, luego es falso que los judíos no estuvieran autorizados a dar muerte por cuestiones religiosas. Además, es ridículo que la todopoderosa autoridad romana se dejara llevar por las autoridades judías, y lo condenara sin ver ningún delito en él. Los romanos debieron ver en él un líder que la gente quería hacer rey, para sustituir al poder romano. De hecho, dejaron constancia de ello en la habitual nota que portaba el reo con el motivo de la ejecución: "Jesús Nazareno Rey de los Judíos" (Abreviado en latín INRI).

Para entender por qué los evangelistas quisieron exculpar a los romanos y echarle la culpa a los judíos hay que ver en qué contexto fueron escritos. Aunque no hay unanimidad, parece ser que se escribieron a partir del año 70 dC, año en que fue destruido el Templo de Jerusalén y se inició una ejecución masiva de judíos rebeldes al poder romano, tras la Gran Rebelión Judía del año 66 dC y siguientes. Hacia esa época, los judíos supervivientes, casi todos pertenecientes a la secta de los fariseos, mantenían un enfrentamiento claro con los cristianos, tachándolos de herejes. Se puede decir que en esa época se produjo la fractura definitiva entre el judaísmo y el cristianismo, que hasta ese momento pasaba por ser una corriente más dentro del pluriforme judaísmo del siglo primero, lo cual es un tema que tendré que desarrollar en otro post. Así parece bastante lógico que los evangelistas quisieron salvar a las nacientes comunidades cristianas del odio romano, marcando diferencias con respecto a los judíos. Además, en esos años el cristianismo se expandía con mucho éxito por el Imperio Romano, y los ciudadanos romanos no verían con buenos ojos que el líder espiritual al que seguían hubiera sido condenado por rebelión contra el Imperio.

En resumen, los evangelios no nos muestran una realidad histórica fidedigna, sino la VISIÓN que los cristianos de la segunda mitad del siglo I tenían sobre Jesús, visión que habían recibido básicamente de los primeros apóstoles pero que ellos fueron completando con otras ideas bien aceptadas por la mayoría de los cristianos de su tiempo. Otro día os contaré cómo se cree que se formaron estos escritos.

Creo que estas pinceladas bastan por hoy para sentar las bases de este blog. Soy consciente del gran escándalo que suponen para los creyentes, como lo fueron para mi la primera vez que me enfrenté a ellas. Es posible que no las haya expresado con total rigor y precisión, pero animo al lector inquieto a efectuar investigaciones por su cuenta y confirmar estas ideas.

Agradezco de antemano los comentarios que consideréis oportunos. Un saludo.

Bibliografía: Fernando Bermejo Rubio "La invención de Jesús de Nazaret", editorial siglo XXI (2018) y Antonio Piñero "Guía para entender el Nuevo Testamento", editorial Trotta (2006)


Comentarios