¿Cuándo comenzó la búsqueda del Jesús Histórico?

Buenos días, estimados/as seguidores/as. En un asunto como el Jesús Histórico, que levanta tantas polémicas, es difícil incluso encontrar un relato objetivo de las búsquedas que se han realizado a lo largo de la historia, porque cada uno relata la historia según la conclusión a la que quiere llegar. Por tanto, en este post me limitaré destacar aquellas publicaciones más sonadas, intentando no ponerme de parte de un punto de vista determinado, y por supuesto, como siempre, sin meterme en demasiadas profundidades. 

La búsqueda del Jesús Histórico se divide comúnmente en tres fases: la Old Quest o Primera Búsqueda, la New Quest o Segunda Búsqueda, y la Third Quest o Tercera Búsqueda. Este esquema fue popularizado en 1986 por N. T. Wright (obispo anglicano ya retirado, autor del exhaustivo tratado "La Resurrección del Hijo de Dios"), lo que implícitamente suponía un juicio de valor negativo a las dos primeras búsquedas. Sin embargo, según Antonio Piñero (uno de los mayores expertos actuales en Jesús de Nazaret del mundo hispanohablante), esta división en tres búsquedas se centra en las publicaciones del mundo alemán y anglosajón, dejando de lado las publicaciones francesas, españolas, etc. No obstante, a pesar de suponer una excesiva simplificación, la seguiremos aquí para que nos sirva de guía. 

El libro del luterano Albert Schweitzer de 1906 "Una historia de la búsqueda de la Vida de Jesús" es considerado como el final de la Primera Búsqueda, que se desarrolló principalmente a lo largo del siglo XIX. Schweitzer (1875-1965, Premio Nobel de la Paz en 1952) critica las numerosas "Vidas de Jesús" publicadas durante el siglo anterior como subjetivas y carentes de rigor histórico. Para Schweitzer, los autores que han intentado reconstruir la Vida de Jesús tenían una idea previa sobre éste, y reinterpretaban determinados pasajes seleccionados de los evangelios para apoyar su tesis, mientras dejaban de lado todo aquello que les contradecía

La demoledora crítica de Schweitzer enmudeció a los investigadores durante la primera mitad del siglo XX, lo que se considera el periodo de No Quest o No-búsqueda. Aunque es notoria la disminución del interés por el tema, la realidad (señalada por Fernando Bermejo) es que continuaron realizándose publicaciones cada año entre 1906 y 1953. Además, Bermejo señala (en su obra "La Invención de Jesús de Nazaret" publicada en 2018) que no todo lo que se engloba bajo el epígrafe "Old Quest" (Vieja Búsqueda) es despreciable, sino que algunas obras han supuesto un avance imprescindible en el descubrimiento del Jesús histórico. Por ejemplo, en plena Ilustración, H. S. Reimarus (siglo XVIII) ya postuló un Jesús típicamente judío. Schweitzer, por su parte, defendió la idea de que Jesús creía firmemente en la llegada inminente del fin del mundo en su persona.

Reimarus (1694-1768)
Reimarus, primer autor analizado por Schweitzer en su obra citada, no se atrevió a publicar en vida su obra más afamada: "Apología en defensa de los adoradores racionales de Dios", sino que un bibliotecario de una pequeña ciudad alemana fue publicando pequeños fragmentos de ella, de forma anónima, en una revista de la biblioteca, hasta que fue censurado en 1778. La obra completa no se publicó hasta 1814, por parte de un hijo de Reimarus. El testigo fue recogido por D. F. Strauss (1808-1874) que planteó que los evangelios no fueron intencionadamente falsos (como defendía Reimarus) sino que fueron escritos desde una mentalidad precientífica, por lo que sus autores tomaban como reales los relatos míticos que habían escuchado sobre Jesús. Según Strauss, la mitificación es máxima en el evangelio de San Juan (ver mi post) y por tanto es el menos fiable desde el punto de vista histórico. Sirvan Reimarus y Strauss como dos botones de muestra de la Primera Búsqueda.

La Segunda Búsqueda comenzó en 1953, fecha en la que E. Käsemannn realizó una conferencia titulada "El problema del Jesús Histórico", pronunciada ante una reunión anual de ex-alumnos de la Universidad de Marburgo (Alemania), discípulos de R.K. Bultmann. Este teólogo protestante defendió durante la mayor parte de su vida de que era inútil e incluso imposible acceder al Jesús Histórico y que los estudios deberían centrarse en el Cristo de la Fe. Bultmann defendía que un judeocristianismo inicial evolucionó de la mano de Pablo de Tarso hasta convertirse en el cristianismo actual, y que por tanto los rasgos históricos de Jesús han quedado difuminados detrás de unos relatos compuestos para ayudar en el crecimiento de la fe de los creyentes. Sin embargo, Käsemann expuso que, aunque la principal lectura de los evangelios debe ser la teológica, aplicando cierta metodología podemos descubrir en ellos algunos rasgos de veracidad histórica. En esta New Quest o Segunda Búsqueda fue crucial el criterio de disimilitud, que básicamente afirma que si en los evangelios encontramos una afirmación que se distingue -o incluso se opone- a las creencias judías de su época, es muy probable que sea históricamente cierta. Este criterio funciona bajo la premisa, hoy superada, de que el mensaje de Jesús rompió con el judaísmo de su época, y por tanto, tenía como intención principal fundar una nueva religión. Hoy día más bien predomina el criterio opuesto: el de PLAUSIBILIDAD HISTÓRICA, según el cual, una afirmación de Jesús es más verosímil si armoniza con alguna de las sectas que existían en el judaísmo antes de la destrucción del Templo en 70 dC. Este criterio se basa en los descubrimientos recientes sobre el judaísmo en tiempos de Jesús, que era muy heterogéneo, como he explicado en un post anterior, y en el que la predicación de Jesús encajaba como una opción más. Esa heterogeneidad del judaísmo quedó radicalmente reducida después de la destrucción del Templo, la fundación del judaísmo rabínico, y la separación del judaísmo y el cristianismo, lo que ha condicionado durante siglos la visión occidental sobre el judaísmo.

Sin embargo, esta Segunda Búsqueda aportó también otro criterio que ha llegado a ser muy aceptado en la actualidad: el CRITERIO DE DIFICULTAD, según el cual es muy poco probable que los evangelistas inventaran hechos que, interpretados de cierto modo, pudieran poner en dificultades al modelo teológico vigente. El ejemplo más clásico es el del bautismo de Jesús, que lo subordina a Juan el Bautista y marca el inicio de su actuación como Hijo de Dios, según he desarrollado en otro post. Este y otros criterios (citados en mi post sobre el Reino predicado por Jesús) son los que utiliza actualmente la Tercera Búsqueda para trazar las líneas maestras que permitan acercarnos al personaje histórico de Jesús. Además, esta Tercera Búsqueda incorpora los descubrimientos arqueológicos, incluyendo los textos de Qumrán y Nag Hammadi, para dibujar de forma muy precisa el contexto histórico en el que se desenvolvió Jesús.

En la Tercera Búsqueda tratan de confluir y llegar a acuerdos expertos de muy diverso origen. Por ejemplo, en el Jesus Seminar, promovido principalmente por el ex-sacerdote católico J. D. Crossan, sus aproximadamente 70 miembros, desvinculados de cualquier corriente religiosa, realizan votaciones para decidir si los dichos de Jesús pueden considerarse como "probablemente auténticos". Sin embargo, autores de prestigio como el anglicano N. T. Wright o el bautista W. L. Craig, critican que las votaciones sean ponderadas o que se tome más en consideración las fuentes no canónicas (como el Evangelio de Tomás) que los propios evangelios canónicos. En esta Tercera Búsqueda también se tienen muy en cuenta los descubrimientos de eruditos judíos actuales sobre el judaísmo llamado "del Segundo Templo" (anterior a la destrucción de este en el 70 dC).

Como conclusión, de acuerdo con Fernando Bermejo (filósofo especializado en Historia de las Religiones), este esquema de las tres "Búsquedas" ha sido desarrollado mayormente por teólogos de diferentes confesiones cristianas y es sospechoso de estar a servicio de los intereses de unos y otros. Bermejo defiende que debería realizarse una revisión de toda la bibliografía sobre el tema por parte de historiadores independientes, y de hecho él la emprende en su libro más reciente (op.cit.).

Hasta la próxima.








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