¿Cuántos reyes Herodes aparecen en la Biblia?

Buenas noches, queridos buscadores de la verdad. Si nos fijamos solamente en el evangelio de Lucas y en los Hechos de los Apóstoles, el nombre de Herodes aparece 21 veces. Pero no debemos confundirnos: en realidad aparecen al menos cuatro reyes con este nombre en la Biblia, todos ellos "clientes" de Roma, es decir, reyes nombrados por el Imperio para controlar ciertos territorios periféricos con tendencia a sublevarse. El Nuevo Testamento los presenta como el personaje malvado por excelencia, veremos por qué.

Comencemos por el más antiguo, Herodes el Grande que reinó entre el 37 aC y el 4 aC (o 1 aC), es decir, Jesús nació en su reinado. Según ya hemos expuesto en otro post, Jesús nació "antes de Cristo", probablemente entre el 6 aC y el 4 aC. Es por tanto el rey Herodes que aparece en el relato de los Reyes Magos, aunque éste debe ser un relato fantástico, porque solo aparece en el evangelio de Mateo, y sobre todo por la matanza de los inocentes (Mt 2 13), que de ser real, hubiera dejado algún rastro en los anales históricos. Fue un rey admirado por sus colosales proyectos de construcción, como por ejemplo la demolición y reconstrucción del Templo de Jerusalén hacia el 19 aC. No se sabe cuánto tardó en reconstruirlo, pero seguro que fue menos de los 46 años que afirma Juan 2 20. En este templo ya no estaba el arca de la Alianza, pero sí había una Menoráh (candelabro) gigante de 7 brazos. Cuando Tito destruyó el Templo en 70 dC, se llevó la Menoráh a Roma y dejó una imagen de ello en el llamado "arco de Tito" que podéis ver a continuación. Así pues, el Templo de Herodes solo perduró 89 años.



Herodes el Grande era hijo de un oficial de alto rango nacido fuera de Judea y convertido al judaísmo, que estuvo al servicio del rey y sumo sacerdote Hircano II. No era, pues, de estirpe real y ni siquiera era de estirpe judía. Con Herodes el Grande comienza la dinastía herodiana y finaliza la dinastía de los asmoneos, que reinaba en judea desde los tiempos de los Macabeos. Como Herodes fue nombrado rey por intereses políticos, Hircano pudo conservar el cargo de Sumo Sacerdote, iniciando de ese modo la separación del poder político y religioso en Judea. Para ganarse el reconocimiento de los judíos, Herodes se casó con una nieta del rey Hircano II, pero los elevados impuestos que tuvo que recaudar para sus proyectos constructivos le hicieron perder el afecto del pueblo. Más tarde mató a su mujer y a dos de sus hijos, y mandó cortar las orejas a Hircano para que no pudiera ejercer de Sumo Sacerdote. Así pues, la fama de cruel la tenía bien ganada.


Tras su muerte, Augusto dividió el reino de Herodes en tres partes para sus tres hijos. Arquelao se quedó con los territorios más al sur: Idumea, Judea y Samaria (Mt 2 22). Antipas reinó en Galilea y Perea y Filipo en Batanea y Traconítide, al este del Jordán. Los tres hermanos llevaban el nombre de familia "Herodes" heredado de su padre. Herodes Arquelao fue depuesto pocos años más tarde, en 6 dC, al provocar el odio de su pueblo con su crueldad y despotismo, por lo que Judea dejó de ser un reino independiente, y fue gobernada, a partir de ese año, por un prefecto romano. Pero el reinado de Herodes Antipas se extendió desde 4 aC hasta 39 dC (hasta 9 años después de morir Jesús), lo que demuestra que fue un hábil gobernante que trató de agradar tanto a los romanos como a los judíos. Herodes Antipas recibió el título de "tetrarca" (Lc 3 1), que probablemente quería decir "rey de cuatro reinos". Para congraciarse con el emperador Tiberio fundó la ciudad de Tiberíades en 19 dC a la orilla del lago del mismo nombre, donde por cierto está enterrado el judío cordobés Maimónides. Sin embargo, ofendió los sentimientos religiosos al adornar su palacio con figuras de seres vivos. Antipas también fortificó la ciudad de Séforis y la convirtió en su capital, a pocos kilómetros de Nazaret. Probablemente el artesano José, padre de Jesús, recibiría muchos encargos en esta ciudad próspera, y sin embargo no se la cita ni una sola vez en el Nuevo Testamento. La razón puede ser que Jesús nunca puso el pie allí, y lógicamente tendría temor a ser detenido, ya que era conocido que Jesús había sido bautizado por Juan el Bautista y arrastraba tras de sí a muchos de los discípulos de Juan.

Porque Antipas es el rey "Herodes" que mandó decapitar a Juan Bautista (Mt 14 3). Es cierto que repudió a su primera mujer -a pesar de que esto le llevó a la guerra con el vecino reino de los Nabateos- para casarse con Herodías, la mujer de su hermano Filipo y esto debió ser objeto de constantes denuncias por parte de Juan el Bautista. Pero que su muerte fuera el capricho de Salomé (la hija de Herodías y Filipo) se contradice con los relatos de Josefo, que afirma que Antipas tenía miedo a una revuelta popular por parte de lo seguidores de Juan, y más tarde, de Jesús. En efecto, según Lucas, los fariseos le advierten a Jesús que debe alejarse, "porque Herodes quiere matarle" (Lc 13 31) y Jesús les contesta calificando a Antipas como "ese zorro" (Lc 13 32). Jesús pasó de hecho bastante tiempo de pueblo en pueblo, lo que es de esperar de alguien perseguido por la justicia, y donde más tiempo estuvo fue en Cafarnaúm, ciudad fronteriza que le permitiría una rápida huida al extranjero en el caso de que Herodes mandara prenderle.

Antipas también es el rey "Herodes" que, según Lucas, se entrevistó con Jesús (Lc 23 7s) horas antes de su muerte. Cuando esta escena se ha llevado al cine, se suele presentar a un Herodes burlón que desea que Jesús le haga algún milagro (Lc 23 8). Este episodio es inverosímil, no solo porque lo omiten los otros tres evangelios, sino porque Herodes hubiera intentado condenarlo, dado que había estado buscando prenderlo desde hacía mucho tiempo. Además, la razón de que Pilato lo entregó a Herodes porque era galileo (Lc 23 7) no es consistente con la sangre de los galileos que Pilato derramó y mezcló con la sangre de los sacrificios (Lc 13 1).

El tercer Herodes fue Agripa I. Era sobrino de Antipas y nieto de Herodes el Grande. Recibió el reino de Judea entre el 41 y el 44 dC. Aparece en los Hechos de los Apóstoles 12 1 como el que mandó matar a Santiago, hermano de Juan, y luego prendió a Simón Pedro (probablemente para matarlo también), intentando con todo ello congraciarse con los judíos. Cuando Pedro escapa de la prisión, huye de Jerusalén y deja a la comunidad en manos de Santiago el Justo (Hch 12 17), el llamado "hermano del Señor" (Gal 1 18). Cabría preguntarse por qué los judíos se alegraban de que el rey Agripa matara a Santiago y prendiera a Pedro, mientras que no tomaron ninguna acción contra Santiago hasta su muerte en el año 62 dC. Según referencias de los Padres de la Iglesia, Santiago era de rango sacerdotal y fiel cumplidor de las leyes judías (de ahí su sobrenombre Justo), mientras que Pedro comía con fieles no circuncidados (Gal 2 12), lo cual estaba prohibido por las leyes de pureza judías. Este podría ser el motivo, aunque es solo una hipótesis.

La muerte de Agripa I fue repentina, justo después de una fiesta en la que el rey se había vestido con una túnica plateada que reflejaba los rayos del Sol, según cuenta Josefo en concordancia con Hch 12 21. Al ocurrir poco después de la muerte de Santiago, los cristianos vieron en ello la justicia divina, que derrocaba a aquel que quería hacerse pasar por dios (Lc 12 22-23).

Herodes Agripa II es el último rey de la dinastía. Tenía solo 17 años cuando murió su padre, Agripa I, por lo que el emperador Claudio le envió a Roma para ser educado allí, y mientras puso a un procurador al frente de Judea. Años más tarde, sustituyó a su tío Herodes como rey de Calcis. Berenice, la viuda del rey, era hermana de Agripa II, y se cuenta que los dos mantuvieron una relación incestuosa durante muchos años. De hecho, Agripa II nunca se casó. Este rey y su hermana son citados en Hechos 25 13 cuando van a visitar al procurador Festo, que mantiene a Pablo preso en Cesarea Marítima. Al día siguiente, Agripa escucha la convincente predicación de Pablo y en Hch 26 28 le confiesa que "por poco haces de mi un cristiano". Esto ocurrió entre los años 58 y 60 dC.

Así pues, como conclusión, creo que para comprender las escrituras es necesaria una formación histórica que, generalmente, no recibimos los fieles cristianos. Se nos transmite repetidamente la INTERPRETACIÓN que la Iglesia hace de los textos, pero no se nos dan las herramientas para contrastar dicha interpretación, quizás por temor a una interpretación libre. Espero y confío que la Iglesia admita las conclusiones a las que llegan la mayoría de historiadores, que no tratan de deslegitimar a la Iglesia, sino solamente de descubrir la verdad histórica y, a partir de ahí, dejar libertad a las creencias de cada uno.

¡Hasta la próxima!


Las fuentes de información del post de hoy son la Wikipedia y el libro "La Invención de Jesús de Nazaret", de Fernando Bermejo Rubio

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